El papel de baja calidad puede convertirse en un problema muy serio y dar pie a impresiones deficientes o erróneas, una situación que puede acabar afectando negativamente a la productividad de nuestra pyme e incrementar los costes de impresión de manera directa.
Esto es así por que con un papel de baja calidad no tendremos una base adecuada para que nuestras impresiones cumplan con ese mínimo de calidad que necesitamos.
Por lo general podemos identificar problemas de impresión derivados de un papel de baja calidad si sufrimos cualquiera de estos cuatro fallos:
- El papel barato tiene normalmente un gramaje muy bajo, lo que supone que es un papel demasiado delgado que puede causar problemas de enrollado u ondulado al imprimir, interrumpiendo el flujo de trabajo y facilitando los atascos de papel.
- Las sombras en los caracteres impresos también son un problema habitual, ya que un papel de mala calidad no absorbe adecuadamente la tinta o el tóner. En algunos casos extremos, muy poco frecuentas pero reales, el papel puede llegar a no absorber en absoluto la impresión que se aplica sobre él, produciendo un auténtico desastre en la impresora.
- Si el papel no tiene una rigidez mínima no se mantendrá estable durante el proceso de impresión, de forma que la imagen o el texto saldrán torcidos y la impresión no nos valdrá, de manera que tendremos que tirarla directamente.
- También es posible que por la mala absorción aparezcan colores poco realistas y precisos, que no consigan reflejar adecuadamente lo que queríamos imprimir. A esto debemos unir la posible aparición de caracteres distorsionados, bordes o texto incompleto, colores claros, apagados y/o descoloridos, zonas poco claras o borrosas y manchas y sombras en la impresión.
El papel es la base de la impresión junto con los cartuchos originales HP, así que debemos cuidarlo si queremos evitar disgustos y disfrutar de un entorno de impresión verdaderamente profesional en nuestra pyme.
Más información: HP.