El Gobierno afronta una nueva legislatura en la que los desafíos en materia laboral van a ser una cuestión de gran importancia. Recientes medidas, como la firma de un pacto programático que incluye la reducción de la jornada laboral a 37,5 horas sin rebaja salarial, la semana laboral de cuatro días o la regulación del despido, generan grandes incógnitas y un profundo debate entre diversos actores del entorno económico y laboral del país.
Según Christopher Dottie, director general Regional de HAYS en el Sur de Europa: “las propuestas más discutidas son, como es lógico, la semana laboral de cuatro días o la reducción de la jornada laboral a 37,5 horas, a cuya aplicación las empresas se muestran más reticentes debido a que no ven claro que estas medidas no influyan de forma positiva en la rentabilidad de sus negocios. Pero, con estas proposiciones, el Gobierno ha puesto sobre la mesa un poderoso acicate para captar talento. En los próximos años, las organizaciones que ofrezcan mejores condiciones de conciliación y flexibilidad serán las más atractivas para los profesionales, especialmente en entornos con escasez de talento como el sector IT y Digital”.
Así, coincidiendo con el segundo aniversario de una reforma laboral, que constituye una de las modificaciones legislativas más destacadas de los últimos años, los expertos de la compañía desglosan algunos de los aspectos clave que se deberán abordar durante el próximo cuatrienio de legislatura. Y hacen un llamamiento para que haya un diálogo entre Gobierno y empresas: una escucha y entendimiento mutuos para encontrar las mejores soluciones que se adapten a la realidad del país sin poner en entredicho la seguridad de los profesionales.
Una economía fundamentada en pymes
“En el transcurso de este último año, el Gobierno ha aprobado medidas como el permiso parental de ocho semanas, modificaciones en materia de adaptación de jornada por necesidades de cuidado de hijos, cónyuges o familiares de segundo grado o nuevos supuestos de reducción de jornada y excedencia por cuidado de familiares. Se trata de medidas muy intencionadas, pero que no siempre son asumibles por un entramado económico como el de España. El 75% de los empleados de este país trabaja para pymes que, a diferencia de grandes empresas con más capacidad para implementar estas medidas, a menudo adolecen de una falta de recursos. Por ejemplo, para ampliar equipos ante una reducción de horas de la jornada laboral. Estas medidas van a tener un intenso impacto directo en su negocio, añadiendo más costes y perjudicando su competitividad”, razona Dottie.
En este sentido, el director reclama ayudas concretas y el diseño y desarrollo de marcos normativos que tengan en cuenta esta realidad económica y laboral articulada entorno a una gran mayoría de pequeños y medianos empresarios, que además compite a nivel global. “Debemos tener en cuenta que competimos con países de nuestro entorno que pagan mejor y que no tienen ningún problema en que sus trabajadores teletrabajen desde España lo que multiplica exponencialmente los muchos desafíos de nuestro mercado laboral”.
El director general del Sur de Europa de HAYS también propone un cambio en unos servicios públicos de empleo, a su entender demasiado burocratizados, lo que obstaculiza su principal misión de ayudar a la colocación e incrementar la empleabilidad. “Creo que el Gobierno debería contemplar una reforma de estos servicios, eliminando papeleo en favor, por ejemplo, de un mayor apoyo al sistema educativo, ayudando a actualizarlo para dar a los jóvenes la preparación que necesitan”, comenta.
Contradicciones, posibilidades y desafíos de la temporalidad
Uno de los problemas endémicos del mercado laboral español ha sido su excesiva precariedad. Un aspecto que la última Reforma Laboral ha buscado combatir, con el resultado de lograr reducir en un 14% la temporalidad en las empresas privadas, si bien las instituciones públicas siguen alcanzando un índice de temporalidad del 39%. Por encima de lo que, en opinión de los expertos de HAYS, debería alcanzar.
Otro aspecto que los expertos ponen en relieve es que el modelo contractual que se deriva de la reforma resulta excesivamente binario y no contempla todos los ámbitos de actividad que se basan en flujos estacionales de trabajo, en temporadas específicas como Navidad o verano. Tampoco considera los trabajadores que se benefician de este tipo de oferta laboral, como son, por ejemplo, jóvenes que compaginan sus estudios con un trabajo o familias en las que un miembro prefiere recurrir a un empleo parcial para poder dedicar tiempo a sus hijos.
Actualmente, en España, el 50% de la población trabaja con contratos fijos, con una buena protección, con una media de permanencia en el puesto de trabajo de seis años. El otro 50% encuentra empleo en posiciones más temporales, lo que, según los citados expertos, requiere pensar e implementar medidas para armonizar estas realidades. “No es una cuestión tan relacionada con los contratos temporales, sino con el hecho de que las protecciones para una persona que lleva muchos años trabajando son muy elevadas. Cambiar las condiciones no busca perjudicar a ese 50% de empleados que ya está bien, sino favorecer a esa otra mitad para incentivar su contratación”.
Por otro lado, Christopher Dottie destaca que “la no superación de los periodos de prueba en las empresas se ha multiplicado por 10. Por lo tanto, podemos decir que el mercado busca su propia fórmula para esquivar la norma”.
El doble rasero de la conciliación
Dentro del gran tema de la conciliación laboral, Dottie le otorga una gran importancia: “la mayoría de los candidatos jóvenes busca una empresa que, además de un propósito y un buen salario, ofrezca conciliación. La medida más popular es, sin duda, la del teletrabajo y en algunos sectores con fuerte demanda de talentos, éstos ni siquiera se plantean trabajos con el 100% de presencialidad. Pero atención, es importante tener en cuenta que también genera un impacto directo en cuestiones como el intercambio de conocimientos entre perfiles sénior y junior. En concreto, en las organizaciones en que se trabaja totalmente en remoto es difícil establecer y transmitir una cultura empresarial clara y la distancia no permite a las personas con más experiencia estar cerca de los profesionales más jóvenes, lo que perjudica la transmisión del expertise que aportan los años”, explica.
Otro aspecto frecuente del teletrabajo, según HAYS, es la falta de un espacio idóneo para llevar a término la labor. Sobre todo, entre los empleados más jóvenes que a menudo comparten piso y no tienen espacios habilitados y confortables para poder transcurrir su jornada laboral.