La irrupción del Covid ha transformado la forma de trabajar. Si el teletrabajo se ha convertido en una realidad para algunas empresas, también se pone en entredicho las jornadas partidas. Con la llegada de los meses veraniegos cada vez más compañías apuestan por la jornada intensiva, un tiempo que los trabajadores utilizan para formarse. De hecho, un 67% de los trabajadores españoles aprovecha esta época para especializarse en su sector laboral o formarse en otro, según datos de la consultora Conecta.
Los expertos de la escuela Ironhack consideran totalmente necesario el aprendizaje continuo para los profesionales de cualquier sector. Una formación que puede abarcar desde la especialización sectorial hasta el reskilling: el reciclaje de las habilidades profesionales para poder desarrollar nuevas funciones o profesiones. Y es que, atendiendo a los datos del McKinsley Global Institute, un 14% de los trabajos actuales estará obsoleto en 2030. De hecho, un 73% de los trabajadores españoles afirma que invierte parte de su tiempo en formación, tal y como apuntan desde Infojobs.
La implantación de las jornadas intensivas supone un importante empujón para la formación. Actualmente, en base a datos ofrecidos por Adecco, el 14% de los profesionales españoles trabaja siempre a tiempo parcial y, según la última encuesta publicada por Infojobs, el 67% de los expertos cuenta con jornada intensiva en algún momento del año. Es decir, se trata de una realidad muy instaurada en la sociedad española, que se encuentra al alza tras la pandemia. Pero, ¿por qué no se mantiene durante el resto año?
Desde Ironhack sostienen que el mercado laboral tiende hacia un modelo de apuesta por la eficacia y el talento, en el que la jornada reducida ofrece una serie de ventajas:
- Productividad: a partir de las 7-8 horas laborales la fatiga se apodera de los trabajadores. Con la llegada del agotamiento, la debilidad y el cansancio, los profesionales disminuyen notablemente su rendimiento productivo. ¿Y para qué queremos a trabajadores a medio gas?
- Conciliación: con la vida familiar, personal, académica… El empleo no puede ocupar toda la atención diaria de una persona. Los trabajadores necesitan pasar tiempo con su familia, con sus amigos o cultivando alguna afición o especialidad profesional para luego poder rendir en su profesión.
- Motivación: la implantación de la jornada intensiva puede ser un elemento diferenciador de nuestra compañía, lo que puede provocar una mayor motivación de los empleados.
- Desconexión: el descanso es algo fundamental en el rendimiento empresarial. La jornada intensiva permite tener tiempo para cultivar mejor el descanso. Hacer deporte, excursiones, leer… Fomentar las aficiones mejora la productividad laboral.
Tiago Santos, General Manager de Ironhack Iberia, señala que “hay que poner en valor el rendimiento del trabajador y no el tiempo que le dedica a la empresa. Muchas veces con menos tiempo obtenemos más rendimiento. La jornada intensiva permite conciliar el trabajo con la formación, lo que a medio-largo plazo genera un mayor beneficio profesional”.
Que el modelo de trabajo está en proceso de cambio es algo que atestigua la propuesta de semanas laborales de cuatro días, que el Gobierno del Reino Unido está probando de forma experimental. Desigual, Good Rebels, Software DelSol … Cada vez hay más empresas que la fomentan, pero en España todavía se valora más el tiempo de trabajo que la calidad del mismo.