La globalización es sinónimo de la multiplicación de la oferta de productos y servicios de todo tipo y la apertura a un mercado global, donde nuestros clientes pueden estar en cualquier parte del mundo, sin barreras geográficas ni temporales. Sin embargo, si bien se esto abre las puertas de un incontable número de potenciales clientes, también aumentan los competidores. La diferenciación es en este sentido una de las claves para convencer con nuestros productos.
Por eso, para conseguir éxito, la diferenciación es la clave, destacar por mejor producto, un buen servicio, materias primas de primera calidad, una imagen corporativa atractiva y acorde con el público al que quieres conquistar, una adecuada estrategia de precios… Estas son algunas de las estrategias que se pueden seguir para conquistar el corazón del cliente y posicionarte mejor en tu sector de actividad (http://www.puromarketing.com/).
Relación calidad-precio adecuada
Esto es clave, quieras diferenciarte o no, tengas muchos competidores o estés operando en un mercado casi virgen. Es fundamental para captar clientes nuevos y fidelizar a los que ya tienes en cartera. El precio ha de ir acorde con lo que damos a cambio, con una calidad que se corresponda. Así, ni pedir mucho por algo que no merece la pena ni tampoco «regalar» un artículo que nos cuesta casi lo que pedimos por él.
Atención al cliente
A todos los compradores-consumidores-usuarios hemos de tratarlo de igual manera, con cuidado y una atención de calidad, escuchando atentamente lo que pide, respetando su turno de palabra, dejándolo explicarse y después ofreciéndolo lo que tenemos para él acorde con las necesidades expresadas. Además, nunca hemos de discriminar a las personas o empresas que acuden a nosotros por el dinero que se suela «dejar» en nuestro negocio.
Esto es un error. Uno de los mandamientos del buen vendedor es amarás a tu cliente por encima de todas las cosas... Independientemente de los ceros que sepamos tiene su cuenta bancaria. Todos son iguales. A todos hemos de tratarlo igual. No olvidemos que la suma de muchas pequeñas partes conforman un «gran todo».
Imagen pública estudiada al detalle
Hay que tener una imagen corporativa que refleje los valores de la empresa, que llame la atención y destaque entre el resto. Además, ha de corresponderse con nuestro público potencial, para lo que debemos conocerlo con todo detalle. Pero esta imagen externa ha de corresponderse con una política empresarial clara y que transmita una serie de valores y actitudes con actos, participación en eventos, organización de jornadas, etc. Todo ello va a contribuir a que nuestra imagen pública destaque a la empresa entre el resto de operadores de nuestro sector.
Productos novedosos o que den una vuelta de tuerca a los tradicionales.
Nuestro producto es nuestra seña de identidad, nuestro aval, debemos creer en él para transmitir esa confianza al comprador. Para que este producto triunfe debe presentar una de estas dos cualidades: o bien reinventa un clásico (producto tradicional, servicio ya conocido y ofertado…), con nueva imagen, mejores prestaciones, etc.; o estamos ante un artículo o una propuesta totalmente novedosa. En este caso, deberemos esforzarnos por dar a conocer adecuadamente la novedad en cuestión.