Hace unas semanas, se propuso una reforma de la cuota de autónomos que busca en principio, la progresividad en la cuota hasta el año 2031. Aquellos autónomos que facturen (no cobren) menos de 600 euros en el mes pasarán a 183 euros respecto de los 281 euros actuales. Ahora bien, todos aquellos que superen los 1.300 euros de facturación verán incrementada la cuota de forma progresiva. Si analizamos los datos, se puede ver que a la práctica, la cuota de autónomos será de aproximadamente el 30% de los ingresos declarados en 2031.
Si a este 30% de cuota de autónomos, le añadimos el 21% de IVA y el 15% de retención avanzada del IRPF, los autónomos trabajarán para pagar impuestos, puesto que la presión fiscal al final del trimestre, será del 60%.
Con esta presión fiscal propuesta, es fácil de prever que muchos trabajadores por cuenta propia lo dejarán de ser en los siguientes años y aumentará la economía sumergida, lo que provocará un efecto absolutamente contrario en la recaudación que quiere hacer el Estado.
Ingreso no significa cobro. La cuenta de pérdidas y ganancias y la tesorería de una empresa o de un autónomo son muy diferentes. Emitir una factura hoy y no cobrarla hasta después de meses es habitual. La ley 15/2010, junto con las medidas especiales de morosidad por la covid-19, marcan un plazo legal de pago de 30 días para las administraciones públicas y de 60 días para las empresas. En realidad, la Administración Central del Estado paga de media a 39 días, los ayuntamientos a 118, las CC. AA. a 140 días y las grandes empresas a 100 días, según el Informe ATA. Es decir, nadie cumple lo que marca la normativa.
Quien más sufre esta situación es el autónomo, que, en cambio, sí que tiene que abonar la cuota de autónomo el primer día de mes y los impuestos como máximo 20 días después del cierre del trimestre. El problema real es que tiene que abonar impuestos de las facturas que ha emitido durante aquel trimestre y de las cuales teniendo en cuenta los plazos anteriores, solo habrá cobrado una pequeña parte. A la práctica, esto provoca graves problemas de tesorería.
La reforma de la cuota de autónomos y la carga fiscal real
Está claro que el IVA es un impuesto neutro, pero la gran mayoría de autónomos, no lo pueden facturar a parte y, por lo tanto, no deja de ser una carga más. Si nos situamos en el año 2031 y con las cuotas propuestas, estos trabajadores destinarán el 60% de su facturación para pagar impuestos y del 40% restante, tendrá que pagar sus costes y tendrá que vivir.
Para ver un ejemplo numérico, un autónomo que factura 1.500 euros (IVA incluido) al mes y, por lo tanto, 4.500 euros al trimestre, el 2031 pagará una cuota trimestral de autónomos de 1.422 euros, un IVA de 945 euros y se tendrá que retener en IRPF 675 euros. En total, le quedarán limpios después de los impuestos del trimestre un total de 1.458 euros. Todo esto, suponiendo que ha cobrado las facturas, si no tendrá que abonar 3.042 euros de su bolsillo.
Qué hacen en el resto de Europa?
Cada país tiene su sistema propio e incorpora diferentes prestaciones:
- En el Reino Unido se pagan 14 euros al mes si no se llega a los 600 euros y un 9% de los ingresos posteriormente.
- En los Países Bajos, se paga una cuota de 50 euros al mes.
- En Alemania se paga una cuota de 140 euros al mes si los ingresos no superan los 1.700 euros.
- En Francia se paga entre el 12% y el 21% de los ingresos, en función del sector.
- En Italia se paga entre el 22% y el 28% de la renta.
La Curva de Laffer
En este punto, la Curva de Laffer entra en juego. Esta teoría indica que hay un momento donde subir los impuestos te reducirá la recaudación fiscal, puesto que se dejarán de declarar los ingresos. Con esta presión fiscal propuesta, es fácil de prever que muchos autónomos lo dejarán de ser en los siguientes años y aumentará la economía sumergida, lo que provocará un efecto absolutamente contrario en la recaudación que quiere hacer el Estado.
Con esta reforma muchos autónomos lo dejarán de ser en los siguientes años y aumentará la economía sumergida, lo que provocará un efecto absolutamente contrario en la recaudación que quiere hacer el Estado.
La reforma de la cuota propuesta ha recibido graves críticas por parte de todo el mundo, y con razón. España es el país con más carga fiscal para sus autónomos de su entorno, con una cuota que llegará hasta el 30% de su facturación, que no de sus ingresos, IVA e IRPF a parte. La situación es absolutamente insostenible y haría falta que esta cuota se adaptara a los cobros que hacen los autónomos, sobre todo teniendo en cuenta, que los primeros que incumplen los plazos son las mismas administraciones.
Andrei Boar, profesor del departamento de Finanzas, Contabilidad y Control de BSM.