Muchos equipos profesionales, especialmente aquellos que se utilizan desde hace tiempo en oficinas y comercios, todavía cuentan con una unidad HDD, es decir, no han dado el salto a una unidad SSD. En la mayoría de los casos, se habla de un tema de costes para justificar la decisión de no actualizar a dicho tipo de unidades, pero la verdad es que, al final, montar un SSD es un gasto que podremos rentabilizar sin esfuerzo.
Para entender mejor las ventajas que ofrece un SSD en un equipo profesional, vamos a daros tres razones que, en conjunto, justifican por sí solas el cambio a este tipo de unidades. No nos vamos a limitar a hablar de su mayor rendimiento, sino que vamos a contextualizarlo con una explicación realista de qué valor representa en un escenario de uso real.
- Un SSD reducirá los tiempos de inicio del equipo, y también de los tiempos de apagado del mismo. La copia, instalación y transferencia de archivos también será más rápida, gracias a su mayor velocidad de escritura. Esto quiere decir que los trabajadores tendrán que afrontar menos esperas.
- Un equipo que utilice un SSD funcionará más rápido y con una mayor fluidez, y esto, unido a lo que hemos dicho en el primer punto, se traducirá en una mayor productividad.
- Los SSD no sufren el problema de la fragmentación, lo que significa que su rendimiento no se degrada con los ciclos de escritura, y que necesitan menos mantenimientos.
No debemos olvidar que, además, los SSDs carecen de partes mecánicas, por lo que son más silenciosos y menos sensibles a las vibraciones que las unidades HDD. Es cierto que cambiar todas las unidades de almacenamiento de una gran cantidad de PCs puede representar una inversión importante, pero como hemos visto, solo con esas tres claves podremos recuperar el gasto que hagamos, gracias al valor que obtendremos con esa mejora de la productividad.