Las aplicaciones que cargan de inicio pueden acabar siendo un problema importante en Windows 10, sobre todo cuando estamos utilizando un equipo que tiene recursos limitados. En este artículo vamos a ver qué son exactamente este tipo de aplicaciones, por qué pueden tener un impacto negativo y qué debemos hacer para deshabilitarlas.
Bien, empezamos por el principio. Las aplicaciones que cargan de inicio son aquellas que durante el proceso de instalación han sido configuradas automáticamente para cargar desde el momento en el que arrancamos el equipo. Estas aplicaciones se inician con el arranque del equipo, y quedan abiertas en segundo plano consumiendo recursos del sistema. En muchos casos, podemos verlas listadas en la bandeja del sistema (barra de tareas).
Son un problema porque consumen recursos del equipo, como memoria RAM y, en algunos casos, ancho de banda y CPU, y hacen que los tiempos de inicio sean más largos. Si las cerramos directamente desde la bandeja del sistema no las habremos deshabilitado, es decir, volverán a iniciarse cuando apaguemos y encendamos el equipo de nuevo. Para deshabilitarlas de forma definitiva y evitar que vuelvan a iniciarse cuando encendamos el equipo debemos seguir estos pasos:
- Pulsa la tecla Windows y escribe «Administrador de Tareas».
- Ahora entra en la pestaña «Inicio», haz clic derecho de ratón en los programas que quieras deshabilitar y listo.
- Puedes volver a habilitarlos en cualquier momento repitiendo este proceso.
- Los programas que cargan de inicio pueden tener un impacto bajo, medio o alto en el tiempo de arranque, y algunos pueden aparecer como «no medido».
Para conseguir los mejores resultados te recomiendo que busques y que deshabilites aquellas aplicaciones que tengan un mayor consumo de recursos, es decir, que aparezcan catalogadas como de impacto alto.
Las aplicaciones que cargan de inicio también pueden generar un consumo elevado de energía, algo que puede ser importante si trabajas desde un portátil y necesitas apurar al máximo la vida de la batería.