La psicología es una ciencia que estudia el comportamiento, la personalidad, el pensamiento y las emociones de los seres humanos. ¿Acaso hay alguna persona igual a otra? Los investigadores de la personalidad (Larsen y Buss, entre otros) revelan con evidencia empírica que no, que el nivel de unicidad individual nos dota de la característica de ser “como ningún otro”. Funcionando así, ¿cómo podríamos plantearnos que algo tan irrelevante como un día de la semana pueda ser interpretado como el día más triste del año para todo el mundo? En sí mismo, esto no se sostiene a poco que nos detengamos a pensar. Pero un dato tan llamativo y del que pueden hacerse eco empresas para sacarle un partido económico, con la rapidez que se transfieren las noticias, es “una bomba” con un nivel de expansión enorme.
No. De manera rotunda no hay ninguna evidencia empírica para que la fórmula que, en 2005, sacó Cliff Arnall, investigador de Reino Unido, tenga un peso para creérnoslo. El mismo Arnall lo expuso al poco tiempo de lanzarla. Hay sospechas, incluso, de que una empresa de viajes estuviera detrás de dichas declaraciones.
Existen factores que pueden ser predisponentes para que algunas personas se sientan más tristes en esta época: la poca luz que tiene el invierno (sobre todo en algunos puntos del mundo), el hecho de que en la sociedad consumista las personas vivan por encima de sus posibilidades y se hayan gastado más en las Navidades y/o sigan en las rebajas de enero, por ejemplo. Todo esto puede hacer percibir que cuesta mucho acabar este mes. En una parte de la fórmula analiza, asimismo, que puede que no se estén iniciando los propósitos que todos nos hacemos cuando finaliza el año y que esto también desmoralice. Puede que a algunas personas esto decepcione.
¿Quién escucha estos mensajes?
Precisamente, las personas que, por algún motivo, estén pasando por situaciones que vayan acompañadas de un estado de ánimo triste o que no tengan un optimismo disposicional elevado. O quizá que les ha pasado hace poco un acontecimiento traumático. Porque cuando la persona está en una situación de este tipo tenderá a prestar más atención a los mensajes que son coherentes con ella. Es una cualidad de nuestro cerebro, sin más.
Un tercer lunes de enero puede ser maravilloso para muchas personas que sí han conseguido enfocarse, a las que, por ejemplo, les encanta el olor de la tierra mojada, quienes disfrutan en el sofá, con su manta, viendo una serie de televisión.
Un lunes o cualquier día de la semana no depende más que de cada uno. Porque cada uno marcamos la diferencia de cómo queremos vivir. Si se tiene una perspectiva eudaimónica, (término con el que Ryan y Deci exponen el bienestar psicológico, desde el enfoque de la autorrealización personal) la persona en cualquier mes del año se orienta para vivir el momento sin tantas expectativas, para dedicar a su día el tiempo de autocuidado (el que pueda) para tener una sonrisa y un pensamiento positivo.
Porque si dejamos que nuestra felicidad recaiga en manos de acontecimientos externos por rutina, ¿cuál es la responsabilidad que tenemos sobre nuestras vidas? Los acontecimientos traumáticos son una excepción, por supuesto.
Así, desterrado que en enero haya ningún día que te anticipe que vas a estar triste, es importante tener prevención para afrontar la vida intentando que las emociones sean unas aliadas. (¡Cuidado! no se trata de vivir en el positivismo extremo, que esto es también inviable).
Aquí propongo algunas ideas:
- Tener un ritual agradable en el momento de levantarse. El comienzo del día debe ser estimulante. Algo concreto y que te guste. No hace falta pensar en situaciones excepcionales, sino en matices.
- Ser consciente de la suerte que tienes. La mayor parte de las veces nos quejamos de lo que no tenemos, pero pocas nos recreamos en lo que a diario conseguimos. Piensa en esto y haz una lista para repasarla en el momento en que lo necesites. Un agradecimiento al levantarse y al acostarse es un ejercicio muy enriquecedor que está en la mano de cualquiera.
- Y si tienes hijos, hazlo con ellos y que ellos también lo hagan. Puedes ser portador/a de un clima favorable.
- Hacer deporte, dormir bien y alimentarse te van a proteger de momentos en los que tu ánimo pueda verse invadido o bombardeado. Son nuestros pilares del organismo.
- La afabilidad contigo mismo/a y con los demás es imprescindible. Si sonríes puedes ver cómo te sonríen. Así que además hay que ser consciente de tu autoestima. Porque de lo que se trata es de una afabilidad sincera. Si no la encuentras, busca resortes para mejorarla.
No hay que confundir tener un día triste con estar triste y por pasar unas semanas tristes con tener depresión (que es una enfermedad importante).
Si tienes un estilo de vida físico-psíquico saludable, puedes promocionar estar en un estado de ánimo también sano. Si algún acontecimiento te afecta, utiliza un cuaderno y escribe qué pasa (sácalo de tu cabeza) o háblalo con alguien y observa si puedes resolverlo o relativizarlo. Si se está pasando por un hecho traumático, es necesario acudir pronto a un especialista de la psicología clínica o sanitaria.
Y sobre todo no permitas que mensajes sin fundamento calen en tu interior para gestar la sospecha de que alguien te diga que hoy o mañana vas a tener un día triste. ¡No lo permitas! Sé el dueño/a de tu emoción y construye instantes de bienestar, verás cómo además te lo copian. Inventar este estilo y creérselo también es posible.
Feliz 20 de enero de este 2020.
Dra. Mª Pilar Berzosa Grande. Es psicóloga clínica y de la salud en activo (Col.A-1815). Docente e investigadora del grado de psicología de la UNIR. Psicoterapeuta familiar y de pareja. Miembro de la Asociación Española I+D De Terapia Familiar. Directora del Centro Psicológico Intelecto.