Como en una película distópica de ciencia ficción, las empresas del siglo XXI han empezado a juguetear con el nuevo trabajador cyborg. Profesionales que si bien no van a ser más inteligentes (de momento), sí que van a ser más capaces. Porque como explican en el diario británico «The Daily Telegraph» algunas grandes empresas están ofreciendo a sus empleados la posibilidad de implantarse chips y circuitos.
Y no, los cyborgs modernos van a tener muy poco que ver con ese futuro dibujado en películas como Robocop, Soldado Universal o Iron Man…por ahora. Lo que ya están implantando compañías como Biohax son pequeños chips NFC que identifican a cada trabajador, de una forma muy similar a la forma en la que desde hace tiempo identificamos a nuestras mascotas.
Gracias a este chip, más pequeño que un grano de arroz y que se implanta bajo la capa de piel de un dedo, el trabajador puede registrar su acceso en las instalaciones de la compañía, identificarse a la hora de por ejemplo imprimir un documento o incluso realizar pago contactless en el comedor de la compañía.
Como explica Jowan Osterlund, fundador de Biohax, sus clientes se ahorran de esta forma parte de la gestión de los pases de identidad y registro, lo que en compañías que pueden contar con más de 20.000 trabajadores se traduce en un ahorro real. Para los trabajadores en cambio es una forma de agilizar tareas rutinarias y al menos en un primer momento, acceder a ciertas ventajas.
La implantación del chip (que apuntan se está produciendo en algunas compañías de la city) es completamente voluntaria y se calcula que aproximadamente el 15% de los trabajadores a los que se les ha ofrecido esta posibilidad, han dado el consentimiento para el implante…que parece ser más popular entre los más jóvenes. Como también apunta el tabloide «The Sun» actualmente unos 4.000 trabajadores del Reino Unido ya estarían esperando a contar con su propio chip personal.
El caso del Reino Unido no es sin embargo el único. En países como Suecia algunos ciudadanos se están implantando chips para por ejemplo, agilizar su acceso al metro o indentificarse en su red social. Pero frente a las ventajas que puede ofrecer para algunos este sistema, ya se han alzado las primeras protestas que muestran su preucopación por la privacidad de las personas que aceptan ser implantadas.
Y es que si se implanta un chip que permite la identifiación personal, ¿por qué no iba a permitir también acceder a la localización en tiempo real de la persona?