La lucha contra el plástico se ha convertido en el gran desafío medioambiental de la UE. Y tras conseguir que los países de la unión acepten prohibir las bolsas de plástico, la próxima batalla se librará contra todo tipo de objetos de usar y tirar fabricados con este material: pajitas, cubiertos, platos, bastoncillos para las orejas, etc.
No será sin embargo un camino fácil. Tendrán que pasar como mínimo entre tres y cuatro años para que veamos desaparecer estos objetos que hasta ahora eran de uso cotidiano, de nuestra vida diaria. En primer lugar porque la iniciativa deberá ser aprobada por el parlamento europeo y en segundo término, deberá contar con el visto bueno de los distintos parlamentos nacionales.
Lo que de momento ha hecho la UE es elaborar una lista de diez objetos que representan aproximadamente el 70% de la basura plástica que llega a los océanos. Una basura que ya ha demostrado ser capaz de formar «islas propias» en el Pacífico y que se ha convertido en uno de los grandes problemas medio ambientales de nuestro tiempo.
La legislación no se limita sin embargo a prohibir el plástico. Su segundo objetivo es obligar a los productores a asumir parte de los costes de reciclaje y descontaminación. Además propone a los estados de la UE que asuman su responsabilidad en ese mismo campo y que se comprometan a reciclar hasta el 90% de las botellas de plástico de un solo uso para el año 2025.
Representantes de «Plastics Europe», el lobby de la industria plástica en Bruselas, han criticado la nueva iniciativa indicando que las prohibiciones no sirven para nada y que la solución pasa por mejorar los sistemas actuales de reciclaje. Pero lo cierto es que en estos momentos la rasa de reciclaje del plástico palidece si la comparamos con la de otros materiales: un 14% frente al 58% del papel o el 90% del hierro y acero.
