Que levante la mano quien no ha estado frente a un mal jefe, un profesional tóxico que nos hace la vida más difícil en la oficina, que entorpece nuestra actividad diaria y merma nuestras ganas de avanzar e incluso la creatividad a la hora de desempeñar una tarea. Pues eso… Seguro que si has respondido que sí vas a reconocer más de uno de estos cinco hábitos que son propios de líderes tóxicos.
Gallup, empresa de investigación de mercado, ha realizado un estudio en el cual destacan que el 50% de quienes quieren abandonar su puesto de trabajo tachan como principal culpable a su superior. Sí, querer perder de vista a un mal director está entre los principales motivos de las fugas de talento.
Abre bien los ojos y toma nota de estas características nada deseables que ha recopilado Inc. y de las que nos hacemos eco en MuyPymes:
1. Ególatras en estado puro
Se consideran el centro del universo. Son personas egoístas que solo piensan en sí mismos y que no valoran a los profesionales que tienen a su cargo, ni de manera individual ni en conjunto, con los grupos. ¿Su obsesión? Alcanzar el máximo rendimiento individual para acceder a las primas que le han prometido desde la dirección.
2. Jamás reconocen sus fallos
Equivocarse es de sabios y es tan humano como el sentir y el querer a alguien. Pues bien, los jefes tóxicos, que obviamente también cometen errores, son incapaces de entonar el ‘mea culpa’ y cuando sucede algo que no debió ocurrir señalan con el dedo a los más débiles, los siguientes eslabones en la cadena de producción.
3. Sin un plan de acción claro
Van dando tumbos y no dedican tiempo y razonamiento a trazar una estrategia que ayude a la compañía, al equipo, a alcanzar las metas que hay marcadas a nivel corporativo. Son los típicos de ‘donde dije digo, digo Diego’ y al final, como ya apuntábamos en el hábito anterior, los culpables pueden ser cualquiera de nosotros excepto él mismo.
4. Estrategia de acoso y derribo
Si ven que hay alguien que puede hacerle sombra y que destaca por encima de su figura, tened por seguro que va a optar por un plan de acoso y derribo contra esos profesionales que ellos perciben como ‘competidores’. En este caso podría decirse que sí que traza una línea de acción en la que, para él, el fin justifica los medios.
5. Adictos al control
Les encanta saber lo que sucede en todo momento pero no por controlar qué está sucediendo a nivel operativo, sino para no perderse ni una de lo que hagan sus empleados y así evitar a los ‘trepas’, como los líderes tóxicos llaman a los empleados más aplicados. Vamos, a quienes hacen su trabajo bien. Esto contrasta con otra situación muy propia de estos ¿líderes? que es el hecho de jamás están cuando se les necesita. ¿Dónde se meten cuando ha sucedido algo y necesitamos ponerle solución?