En las últimas semanas el Gobierno parece haber recuperado ese «España va bien», que Aznar popularizó cuando en nuestras costas se construía como si no hubiera un mañana. El paro, nos dicen, ha bajado a niveles de 2008 y la economía con un crecimiento superior al 3% sitúa a nuestro país entre los «campeones» de Europa.
Más en sordina nos cuentan sin embargo que España pierde población activa sin parar, como demuestra el hecho de que en 2017 se registren 800.000 personas menos que en 2012 que o trabajan, o están en disposición de hacerlo. Y por supuesto tampoco resulta demasiado atractivo destacar en portada que pese a la recuperación económica, el 40% de los españoles no pueden permitirse una sola semana de vacaciones al año.
El dato se lo debemos a Eurostat, la oficina de estadística de la Comisión Europea, que de esta forma vuelve a evidenciar que el crecimiento económico por sí solo, no maquilla las vergüenzas de los países miembros de la UE.
Según la oficina europea, en 2016 el 40,3% de los españoles no pudo permitirse una semana de vacaciones fuera de su lugar de residencia. La cifra supera en más de siete puntos a la media europea (32,9%). No obstante y pese a que es alta, supone un alivio frente a los datos de 2013, cuando hasta un 48% de los españoles no podía permitirse este descanso.
Por encima de España, únicamente los ciudadanos de Grecia (53,6%), Chipre (53,5%) y algunos países del este como Rumanía (66,6%), Croacia (62,8%), Bulgaria (56,4%), o Hungría (50,7%) tienen más dificultades para poder disfrutar de sus merecidas vacaciones.
Del otro lado aparecen los países escandinavos y centroeuropeos, donde la posibilidad de viajar por ocio durante siete días es una realidad para buena parte de la población. En este caso Suecia (sólo 8,2% de la población no puede permitírselo) lleva la cabecera. Por detrás, Luxemburgo (13,1%, aunque con datos de 2015), Dinamarca (13,7 %), Finlandia (14,2%), Austria (15,4%) y Holanda (16,2%).