Cierto aire de excéntrico sí que tiene. Y no es para menos, porque cuando selló definitivamente la operación de compra del Edificio de España de Madrid lucía una chaquetilla de torero color burdeos con filigranas de seda y oro. ¿Cómo puede considerarse serio un empresario que se viste de luces después de realizar una de las operaciones inmobiliarias más espectaculares de los últimos decenios?
Nadie apostaba un duro sobre la seriedad de la operación de compra del icónico edificio madrileño a la cadena china Wanda. Nadie, salvo Trinitario Casanova. Un empresario hecho a sí mismo que ha conseguido no sólo desbloquear el futuro del Edificio de España, sino materializar una de esas operaciones de prestidigitador. Compró el inmueble y, a continuación, lo vendió a la mallorquina Riu. La cadena hotelera con establecimientos en medio mundo ha pagado 400 millones de euros.
Madrid gana la recuperación del Edificio de España, porque Wanda quería demolerlo y el Ayuntamiento no se lo permitía, al argumentar que la fachada debía respetarse. ¿Y qué gana trinitario? Mucho. De las 27 plantas que tiene el inmueble, Riu contará con 24 para un hotel de cuatro estrellas, mientras la empresa de Trinitario Casanova se hace con la gestión de las tres primeras plantas que se habilitarán como centro comercial.
El Grupo Baraka de Trinitario se hace con la gestión de un complejo comercial de nada menos que 15.000 metros cuadrados, algo más de dos veces la superficie del campo de futbol donde juega el Real Madrid. Una auténtica bicoca en pleno corazón de Madrid, una de las zonas de mayor tránsito de personas de la capital.
Astucia en las operaciones relámpago
¿Pero quién es Trinitario Casanova? Dicen de él que atesora un capital de 500 millones de euros, gracias a unas especiales dotes para el mundo de los negocios. Pero los comienzos de Trinitario fueron de lo más tradicional, como ayudante en la frutería de su padre en Orihuela (Alicante). Su astucia para los negocios le llevó de la gestión de proveedores a la compra y venta de propiedades inmobiliarias, lo que le permitió independizarse con sólo 22 años.
Casanova ha cimentado su trayectoria en la gestión de activos caídos en desgracia. Se ha especializado en comprar propiedades o terrenos, para dotarles de una serie de mejoras y reformas y venderlos con grandes plusvalías.
Así lo hizo recientemente en Gran Vía 44. La compra y venta posterior de este inmueble le proporcionó unos rendimientos de dos millones de euros en sólo unos días. Una de sus operaciones más espectaculares ha sido la compra de un solar de nada menos que diez millones de metros cuadrados en Valdebebas, donde entrena el Real Madrid, por 75 millones de euros. Recientemente ha trasladado el cuartel general de operaciones de su grupo a la calle Lagasca de Madrid.
Pero lo que realmente asombra de Trinitario Casanova es el estilo de vida fashion que le rodea. Dispone de una avioneta que ha alquilado en varias ocasiones a Leo Mesi y al propio Fútbol Club Barcelona. Es ferviente seguidor del Real Madrid y acostumbra a invitar a sus amigos y conocidos a los partidos del equipo dentro y fuera de España. Su amuleto es el Tío Gilito, que se encuentra en un lugar destacado de su despacho. Tiene un gran sentido del humor y ha hecho famosa la operativa que ya se ha dado en denominar plusvalía express.
Como no podía ser de otra forma, constituyó una fundación en Murcia como apoyo a jóvenes emprendedores y a chavales con dificultades de desarrollo.