La política adoptada por el Banco Central Europeo (BCE) de realizar compras masivas de deuda para inyectar liquidez a las economías europeas ha provocado un doble efecto en España. La autoridad monetaria europea cuenta en sus arcas ya con el 20% de la deuda española, pero esa circunstancia ha permitido una lluvia de millones en los mercados de financiación. Fondos que, de otra forma, se habrían dirigido a financiar el déficit.
Aunque el BCE ya ha anunciado que su política de liquidez va a comenzar a moderarse en el segundo semestre del año y los expertos vaticinan que los tipos de interés podrían subir a finales del próximo año, lo cierto es que el BCE, a través del Banco de España controla una parte muy importante de la deuda, lo que ha supuesto una inyección fabulosa de dinero para la economía.
Esta política ha permitido mantener los tipos bajísimos y ha proporcionado nada menos que 150.000 millones de euros para la financiación de actividades productivas de unas empresas y el día a día de unos hogares que han tardado casi diez años en abandonar el pozo. El objetivo del BCE con su afán de inundar el mercado de liquidez es que los bancos trasladen esos fondos a los ciudadanos y las empresas. Una parte muy importante de estas son pequeñas y medianas empresas (pymes).
Las inyecciones de liquidez por parte de los supervisores monetarios se han acelerado de tal forma que entre enero del pasado año y el mes de febrero de 2017, las compras de deuda se han duplicado, pasando de 75.840 millones de euros a 150.213 millones.
La FED abrió el camino
El banco central estadounidense, la Reserva Federal, fue el impulsor de la política de inundar de dinero el mercado a finales de la década pasada. Esto permitió a su economía una salida rápida de una crisis que habían provocado los bancos norteamericanos con las hipotecas subprime, primero, y después compartiendo el riesgo de impagos de unos prestamos que sabían que no iban a devolver los clientes con las entidades del resto del mundo a través de la conversión de los créditos a bonos y la posterior venta a bancos mundiales.
La amenaza de recesión en Europa de hace tres años aconsejó al BCE adoptar la misma política. Pimero se bajaron los tipos de interés a cero e incluso por debajo (los bancos comerciales tienen que pagar 0,4 puntos por prestar excedentes de liquidez al BCE). Ante la insuficiencia de esta bajada de tipos, el BCE decidió “enchufar” fondos a expuertas en los mercados para incrementar el dinero en circulación y aliviar la situación de los agentes de la economía.