El cambio climático no es ninguna broma. Cada vez hace más calor y va a seguir haciéndolo. El aumento de las temperaturas no sólo es responsable del deshielo de los polos o de la desertificación de buena parte del planeta, sino que tal y como apunta un artículo de Wired, podría afectar directamente a ese café que a muchos nos gusta disfrutar por las mañanas cuando llegamos a la oficina.
Si los expertos están en lo cierto, el cambio climático empezará a ser especialmente duro en las principales regiones productoras de café, que en su gran mayoría ocupan una latitud tropical y que para su desarrollo óptimo, precisan temperaturas suaves a lo largo de todo el año y una intensa temporada de lluvias.
Es el caso del café Arabica, que representa casi el 70% de la producción mundial y cuyos productores se están enfrentando cada vez más, a un aumento de temperaturas y un descenso de las precipitaciones.
¿El resultado? Cosechas cada vez más exiguas (se calcula que el volumen se reducirá a la mitad en los próximos 30 años) que van a ir traduciéndose en un aumento de los precios. Tal y como afirman los investigadores del «Climate Institute», en unas décadas podríamos descubrir que el café se convierte en un producto de lujo, sólo al alcance de unos pocos privilegiados.
Por si no fuera suficiente, el cambio climático está resultando especialmente beneficioso para el desarrollo de una plaga de insectos, conocida popularmente como «coffee berry borer» que está consiguiendo hacer enfermar a un porcentaje importante de las plantas.
Por supuesto más allá del aumento del precio, la que seguramente se conocerá en los próximos años como crisis del café, afectará directamente al modo de vida de más de 120 millones de personas de 70 países, que dependen directamente de la producción de este grano.
Y hablando de granos, ¿sabías que podías poner el tuyo para ayudar a que esto no pase? En el caso del café, apuesta por las marcas de comercio justo, las que pagan más a pequeños productores a cambio de no ser tan intensivos sobre el terreno. Entre todos podemos salvar ese café «de por las mañanas»