La inestabilidad económica presente en los últimos años ha sido el detonante para que el trabajo flexible haya empezado a tener mayor consideración entre las empresas españolas. De hecho, según el último estudio de Regus realizado entre más de 22.000 trabajadores de más de 100 países, el 80% de los profesionales españoles confirma el auge de las prácticas de trabajo flexible en España en los últimos cinco años.
Según sus datos, el 64% de los españoles considera que la carga motivacional que inyecta en las plantillas genera una ventaja significativa frente a la competencia. Esta se refleja en la creación de un sentimiento de empresa, de vital importancia en periodos con tantos contratiempos.
En la actualidad las empresas españoles ven el trabajo flexible como una clave para fomentar la productividad, según el 86% de los encuestados. No obstante, la productividad puede verse obstaculizada por la dificultad que muchos encuentran en la localización de un lugar adecuado para trabajar fuera del ambiente de la oficina, con emplazamientos ruidosos y perturbadores que muestran un verdadero problema para los profesionales.
Los encuestados identificaron como principal enemigo de la productividad los atascos de tráfico (54%) para llegar a la oficina o regresar, las reuniones interminables (48%) y los fallos técnicos (44%) en las áreas de trabajo alternativas como los cafés.
Trabajar de forma flexible puede convertirse en un infierno si no se elige bien el lugar. Los más denostados por los españoles son, además de las cafeterías, los hoteles y las bibliotecas públicas por su ruido, falta de privacidad y sus constantes interrupciones por fallos en la conexión a Internet. Como primera opción para trabajar de forma remota se encuentran los centros de negocios (63%), seguidos de la creación de entornos profesionales dentro de los hogares (61%).