¿Llamadas de tu jefe cuando ya has llegado a casa? ¿Responder e-mails hasta altas horas de la noche? ¿Llevarte trabajo a casa? En Alemania quieren poner fin a un buen número de prácticas que en cada vez más empresas se consideran «normales». Según informan en el Wall Street Journal, el ministro de Trabajo de Renania del Norte-Westfalia, el social demócrata Guntram Schneider quiere impulsar una Ley que «prohibiría» trabajar fuera del horario laboral.
¿Qué significa esto exactamente? Aunque por supuesto no hay demasiadas formas de controlar que esto pasa, la ley prohibiría por ejemplo a los jefes llamar por teléfono a sus empleados una vez que estos abandonan la oficina. Se entiende por supuesto de una prohibición ante situaciones que se han convertido en norma general y no ante urgencias puntuales.
La ley responde a una demanda de desde hace años piden sistemáticamente los sindicatos germanos, toda vez que la ansiedad y el estrés laboral se ha convertido en uno de los temas más recurrentes en la prensa germana. De hecho según denuncia el sindicato alemán Deutscher Gewerkschaftsbund, más que propiciar entornos de trabajo saludables, muchas empresas presionan tanto a sus trabajadores que han aumentado considerablemente las bajas laborales achacables directamente al estrés.
La situación no ha sorprendido a los medios alemanes. Un artículo publicado en el Bild-Zeitung del pasado jueves, alertaba que al menos uno de cada cinco trabajadores alemanes son contactados regularmente por sus superiores fuera de sus horas de trabajo. Sin embargo el sentimiento de que existe esa posibilidad de amplía a uno de cada tres trabajadores, mientras que uno de cada cuatro declara que tras el trabajo se siente demasiado cansado como para realizar actividades personales.
Lo curioso es que frente al mito del trabajo incansable germano, la realidad indica que los trabajadores de Alemania se encuentran entre los que menos horas al año trabajan (dentro de la OCDE). Un trabajador alemán trabaja de media 1.400 horas al año, frente a las 1.800 horas del americano, las 1.775 horas de los españoles o las 1.600 horas de los franceses.
Por supuesto estos datos no están peleados con la productividad, que sigue situando a la alemana, entre las más altas.