Cada vez son más los españoles que emigran a Alemania en busca de un trabajo que no encuentran «en casa». Sin embargo, buscar trabajo en el país germano no es un camino de rosas. El idioma y la falta de convalidación de títulos son los principales escollos con los que se topan los miles de jóvenes desempleados españoles, muchos de los cuales no tiene más remedio que volver a hacer las maletas y regresar a España.
Las cifras oficiales avalan esta afirmación: según la Oficina Federal de Estadística en 2011, el último año del que tiene datos completos, llegaron a Alemania cerca de 21.000 españoles, pero otros 11.000, algo más de la mitad, regresaron a España.
Los expertos coinciden en que la traba del idioma es difícil de salvar a corto plazo: el alemán es una lengua con escaso arraigo en los centros docentes del sur de Europa (donde se han priorizado el inglés y el francés), y su complejidad y distancia de la familia latina dificultan un aprendizaje rápido y a distancia.
«La principal barrera del mercado laboral europeo es la barrera del idioma», aseguró recientemente e EFE la ministra alemana de Trabajo, Ursula von der Leyen. Sobre el reconocimiento de las titulaciones, los especialistas indican que en los últimos años se ha avanzado en Europa a nivel universitario gracias al proceso de Bolonia, pero que apenas se ha abordado la convalidación de estudios de formación profesional (FP).
Estos estudios varían mucho de un país a otro tanto en competencias como en currículo, un punto donde Alemania enfatiza el aprendizaje práctico en empresas (la denominada educación dual) frente a otros países que se centran principalmente en la teoría.
A estos escollos se añaden otros, como que la mayoría de vacantes se abre en empresas situadas en localidades pequeñas, no en las grandes ciudades alemanas, algo que resulta poco atractivo para los inmigrantes.