El rescate de la banca española, con la aportación europea de hasta 100.000 millones, no ha creado optimismo entre las organizaciones empresariales, las pequeñas empresas y los autónomos españoles, al revés, por lo que piden mecanismos «eficaces» que reactiven los préstamos.
Desconfían de que el «rescate a la banca» vaya a traducirse en un «rescate a las empresas». Dudan de que se traduzca en una ayuda real a las compañías y que vaya a tener una traslación directa para que fluya el crédito en España. Y es que todos insisten en que lo que primero necesitan las empresas, para aguantar y no cerrar, es crédito para operaciones de circulante.
Meses antes del rescate, en marzo, tras un Consejo de Ministros, la portavoz del Gobierno,Soraya Sáenz de SantaMaría, anunció una aportación extraordinaria de crédito para empresas y autónomos a través del ICO (Instituto de Crédito Oficial) que llegaría hasta los 22.000 millones.
Entre las novedades de esta medida estaba la potenciación para autónomos, la financiación del circulante y la tramitación a través de las entidades financieras para agilizar los procesos. Sin embargo, tres meses después, esta iniciativa no parece haber logrado los resultados esperados por las organizaciones empresariales y los propios autónomos.
El director del área de financiación de la patronal catalana de PYMES (Pimec), Frank de la Torre, asegura que «en estos momentos los recursos del ICO no están llegando a las pequeñas y medianas empresas». De la Torre asegura que la decisión del Gobierno de eliminar la línea ICO Directo, para financiar el circulante, «ha supuesto, de hecho, la paralización de la financiación pública» y un problema añadido a la escasez de crédito que existe en el mercado.