La llamada «Jornada de la ira» que se realizó en El Cairo, Alejandría y Suez, y en la que miles de personas se manifestaron para pedir la renuncia del presidente, Hosni Mubarak, la formación de un gobierno de unidad nacional y la disolución del Parlamento, está trayendo fatales consecuencias.
La jornada comenzó ayer en El Cairo pacíficamente, pero terminó en actos de violencia que provocaron la muerte de un policía y de dos manifestantes. Concretamente, unas 20.000 personas fueron las que se manifestaron en la capital egipcia y otros miles de las principales ciudades del país en contra del Gobierno, en lo que resultó la mayor jornada de movilizaciones, desde 1977, cuando el presidente Hosni Mubarak aumentó mucho el precio del pan.
Twitter y Facebook, cuyo papel es siempre muy relevante en este tipo de situaciones, sirvieron de escenario para que miles de jóvenes del país expresaran sus opiniones. Ambas redes sociales ya fueron esenciales en la revuelta de Túnez, que desembocó en la salida del presidente Ben Ali.
El problema, es que, ante la oleada de manifestantes online, el Gobierno egipcio bloqueó el servicio de microblogging. El bloqueo está afectando tanto a Twitter.com como a otras aplicaciones. Twitter lamentaba la decisión del Gobierno egipcio, asegurando: «Creemos que el intercambio abierto de información y puntos de vista aporta beneficios a la sociedad y ayuda a conectar a los gobiernos con sus ciudadanos».
Pero ni siquiera la censura puede parar a un pueblo descontento que ayer mismo aclamaba: «Continuaremos las protestas hasta que se escuchen nuestras demandas y llamamos a todo el pueblo de Egipto, a los sindicatos y partidos de todo el país a sumarse a las manifestaciones hasta que se cumplan estas demandas. Continuaremos las protestas, sentadas y manifestaciones hasta que caiga el Gobierno. Que viva la lucha del pueblo egipcio».