En el pasado, presente y futuro de la economía española, los autónomos extranjeros no solo son numerosos, sino también fundamentales para el tejido empresarial. Con más de 400,000 emprendedores/as de diversas partes del mundo, estos trabajadores aportan habilidades únicas, nuevas experiencias para clientes/as, nuevos productos y servicios que enriquecen nuestra cultura, trabajos que no quedan cubiertos y que son fundamentales para el día a día y, todo ello, sin que se les reconozcan los desafíos que han pasado para llegar hasta aquí.
Según datos de la Seguridad Social, los autónomos extranjeros representan el 12,3% de todos los cotizantes en España, con un notable número proveniente de países como China, Rumanía e Italia. ¿Qué impulsa a tantos extranjeros a optar por el trabajo autónomo en nuestro país?
El autoempleo ofrece flexibilidad y autonomía. Además, permite utilizar las habilidades y experiencias previas de manera efectiva, adaptándose a sus responsabilidades familiares y personales. Suele ser una fuente de empoderamiento personal con el que, en muchas ocasiones, poder ayudar a la familia que se ha quedado en sus países de origen.
La cara B de ser autónomo extranjero
La realidad es que sufren enormes dificultades para acceder al mercado laboral. Los más frecuentes son: requisitos de visado y validación de credenciales profesionales; barreras lingüísticas y/o culturales; acceso a financiación; alquiler de locales; y un largo etcétera. Por ello, en ocasiones, su única salida es emplearse por cuenta propia sin haber pasado antes por la frustración de haberse sentido rechazado, no solo siempre por sus conocimiento, si no por su lugar de procedencia.
Considero que el éxito emprendedor va más allá de las métricas financieras (aunque entendemos que son fundamentales). Éxito también son aquellas personas que, gracias a sus emprendimientos, consiguen cubrir sus necesidades básicas, concilian con sus familias, alcanzar metas que les introducen en el mercado laboral, consiguen regularizar su situación entre otras. El viaje a España ya es un emprendimiento de por sí, por lo que cuando crean los negocios, su capacidad de resiliencia es inusualmente elevada.
Queda un gran reto para poder transmitir a la sociedad la importancia de la población migrante que está ayudando a recuperar la creación de PYMES, a emplear a personas que sufren discriminación en otros negocios, a incrementar la oferta de productos y servicios que enriquecen nuestra cultura y satisfacen necesidades no cubiertas en el mercado local. Estos emprendedores no solo contribuyen económicamente, sino que también fortalecen la cohesión social al integrarse activamente en la idiosincrasia de la ciudadanía. En resumen, los autónomos extranjeros no solo son una parte esencial del tejido empresarial de España, sino también un ejemplo necesisario de cómo la diversidad y la inclusión fortalecen la economía.
Es esencial reconocer que el apoyo continuo a estos emprendedores no solo es una cuestión económica, sino también un compromiso con los valores de inclusión y diversidad que enriquecen a la sociedad. Facilitar un entorno legislativo favorable, con políticas que aborden las barreras mencionadas y promuevan la integración efectiva, es crucial para aprovechar al máximo el potencial de estos autónomos extranjeros. Solo así podremos asegurar un crecimiento económico sostenible y equitativo, donde cada individuo, independientemente de su origen, pueda contribuir plenamente al desarrollo y prosperidad del tejido empresarial.
Javier Camin, responsable de autoempleo en Fundación Nantik Lum
