La startup española hello.app, fundada por el joven emprendedor Álvaro Pintado Santaularia (de 19 años) ha cerrado una ronda de financiación de 500.000 euros, con el respaldo de inversores públicos y privados, y sitúa su valoración post-money en 16 millones de euros.
Los fondos captados se destinarán al desarrollo y lanzamiento de la app en IOS y Android, junto con la activación de la función “nodo de contribución” para consolidarse como la primera app del mundo que paga a sus usuarios a cambio del espacio de almacenamiento que no utilicen de sus dispositivos móviles. La ronda ha contado con la participación de varios inversores y capital privado afincado en toda Europa, así como con algunos de los socios actuales. Entre ellos se encuentran inversores privados como Gerald Heydenreich, fundador de Ethermail, David Holtmann o Albert Bonet, entre otros.
La operación se suma a la ronda de inversión de 170.000 euros que cerró con inversores como Iese, Esade, Castiventures y Bcombinator, y al préstamo de 130.000 euros de la Empresa Nacional de Innovación (ENISA).
Esperan alcanzar los 3 millones de usuarios en 2025
La compañía fundada Álvaro Pintado Santaularia (19 años), que inició operaciones en 2022, cuenta ya con cerca de 200.000 usuarios de más de 200 países y se marca el objetivo de llegar a los 3 millones de usuarios en 2025.
Además de ser la única app que ofrece a sus usuarios (particulares y empresas) una retribución económica a cambio de espacio de almacenamiento de sus dispositivos, su propuesta de valor se basa en abordar las limitaciones de las soluciones de almacenamiento tradicionales de Web2 y posicionarse como una alternativa de Web3 a los populares gigantes de la nube centralizada como Dropbox o Google.
Permiten a sus usuarios obtener una fuente de ingresos extra por “alquilarle” el espacio de almacenamiento de sus dispositivos. “Hemos cogido el sistema de empresas exitosas como Airbnb o Uber y lo hemos llevado al almacenamiento de datos”, señala Álvaro Pintado. “En poco tiempo, ordenadores como nuestros teléfonos, ipads o portátiles podrán reemplazar a las grandes granjas de servidores centralizadas con un almacenamiento distribuido, lo que significa, por un lado, que los que posean esas granjas cada vez serán más prescindibles, y, por otro, que quien consiga construir esa primera red de computación y almacenamiento descentralizada y colaborativa basada en los dispositivos que ya tenemos, será imparable”.