Una entrevista de trabajo es un momento muy importante en la vida de muchos trabajadores, unos minutos que pueden hacer que se consiga el trabajo deseado o no. Aunque los entrevistadores son conscientes de que los candidatos puedan tener ciertos nervios previos a la entrevista, hay una serie de comportamientos durante el proceso de contratación que pueden acabar con las posibilidades de un candidato de conseguir el puesto.
Según un reciente estudio realizado por Ringover, la impuntualidad, no buscar información sobre la empresa antes de la entrevista o decir mal el nombre y no vestir adecuadamente son algunas de las principal causas de rechazo para los responsables de Recursos Humanos en las entrevistas presenciales. Mientras que en las videollamadas lo peor es conectarse tarde, hablar con otras personas, no encender la cámara o tener gente u objetos extraños detrás. Por su parte interrumpir al responsable de contratación mientras habla, conducir o comer y beber mientras realizan la entrevista, lo que no hay que hacer si se está al teléfono.
Entrevistas presenciales
Está claro que un imprevisto le puede ocurrir a cualquier persona en cualquier momento y es imposible predecir lo que nos deparará la vida. Sin embargo, cuando se trata de entrevistas de trabajo, casi no hay ninguna excusa para llegar tarde. Y es que, no hay nada que llame más la atención de los responsables de Recursos Humanos como que un candidato que no sepa gestionar el tiempo, especialmente en puestos en los que la gestión de plazos es esencial.
El 35,8% de los encuestados afirma que la impuntualidad fue lo que más le molestó de un candidato, por encima de que no haya investigado adecuadamente la empresa o el puesto de trabajo antes de la entrevista (30,7%), que se equivoque de nombre de la empresa durante la entrevista (28,4%), no vestir adecuadamente (28,2%) o discutir sobre temas personales (25,4%).
Un uso excesivo de palabras dubitativas tipo «uhmm» o «ehhh» (25,3%) o de latiguillos como: o sea, entonces, ¿no?, es decir… (24,7%), reagendar la entrevista el mismo día (24,7%), hacer bromas (24,5%), decir mal el nombre del entrevistador (24,4%), o no realizar preguntas al final de la entrevista (20,3%) son los otros comportamientos que más molestan a los entrevistadores.
Entrevistas por videollamada
Aunque el 95% de los encuestados afirma que siguen prefiriendo hacer la entrevista de forma presencial, las entrevistas por videollamada o por teléfono cada día son más utilizadas por los departamentos de Recursos Humanos de las empresas, al menos para hacer una primera selección si hay muchos candidatos.
Al igual que pasa con las presenciales, llegar tarde, o en este caso, conectarse tarde es lo que más molesta a los entrevistadores (38,4%). Y, aunque los candidatos se encuentren en su propia casa y tengan algo menos de presión, la etiqueta y las buenas formas siguen siendo importantes para los responsables de contratación. Otro motivo más destacado es que el candidato hable con alguien fuera de cámara durante la entrevista (30,1%). Por si fuera poco, el 30% de los directivos señalaron que el hecho de que la cámara del candidato no estuviera encendida era una señal de alarma importante.
La pandemia de la COVID-19 dejó al descubierto las zonas grises de la etiqueta en las videoconferencias, con trabajadores en calzoncillos, familiares pasando por detrás o decoraciones sorprendentes en las habitaciones, y precisamente esas son algunas cosas que pueden descartarnos de una puesto de trabajo según la encuesta realizada. Y es que tener algún objeto inapropiado al fondo (27,1%), que alguien aparezca por detrás (25,9%), no vestir de forma adecuada (25,5%) o no cuidar la apariencia personal (25,4%)
Por último, contar con un buen equipo y elegir correctamente el lugar donde hacer la entrevista también puede hacer que consigamos el puesto o no, y es que realizar la videollamada desde una cafetería (24,8%) o desde un parque (24%), sufrir interferencias técnicas (23,9%) o apagar el micrófono mientras se habla (23,2%) también causan mala impresión entre los entrevistadores.
Entrevistas telefónicas
Las entrevistas telefónicas pueden ser desalentadoras. Al no haber contacto visual ni lenguaje corporal para establecer una buena relación, tanto las personas más introvertidos como las extrovertidas se enfrentan a otro tipo de dificultades. Sin embargo, a menudo se utilizan para agilizar el proceso de contratación y ahorrar tiempo y recursos. Los candidatos pueden explicar su currículum en un entorno informal antes de que se examine su experiencia en persona. De hecho, el 82% de los encuestados ha recurrido alguna vez a una llamada telefónica para entrevistar a un candidato.
Aunque el proceso pueda parecer sencillo, los aspirantes a un puesto de trabajo pueden dar una impresión equivocada que puede acabar rápidamente con su candidatura. Según el estudio, la mayor señal de alarma es cuando interrumpen antes de que el responsable de contratación termine de hacer una pregunta o mientras está hablando. El 33,8% de los jefes dijeron que ese era su mayor motivo de rechazo a la hora de contratar, peor que los candidatos que utilizan el altavoz (33,1%)o los que hacen la entrevista mientras conducen o realizan otra actividad (32,1%).
Por último, que se escuche ruido de fondo (31,9%), comer o beber durante la llamada (30,8%), bostezar (30,3%) o no contestar a la primera (29,9%) también pueden afectar negativamente a las aspiraciones de un candidato.