Uno de los principales retos de las empresas en la actualidad es la gestión del talento sénior. Esto está motivado por el envejecimiento de la población en Europa, y muy significativamente en nuestro país, en el que la tasa de actividad de profesionales entre los 55 y los 69 años es hasta 20 puntos más baja que en otros países.
Más de la mitad de los desempleados sénior de nuestro país llevan más de dos años en el paro y muchos han desistido de incorporarse al mundo del trabajo. Para hacer frente a la situación de discriminación que en muchas ocasiones padecen los séniors, conocida como edadismo, se necesita una adecuada gestión de la diversidad generacional por parte de las empresas que, aunque mejora, no acaba de despegar.
Según los datos de la HR Best Practice Survey de Top Employers Institute, el 35% de las compañías certificadas en España cuentan con buenas prácticas para atraer y comprometer a los trabajadores sénior (un 8% más que el año pasado). Un dato de mejora que queda por debajo de la media europea (39%) y más aún de países referentes en esta gestión en el continente como Alemania (43%).
Medidas concretas en algunos países
«Algunas empresas ya han empezado a definir estrategias para hacer frente a este reto», destaca Alfonso Jiménez, socio de Exec Avenue y consultor con más de 35 años de experiencia en People & Culture.
«Algunas de las prácticas tienen que ver con aspectos relacionados con la prevención en materia de salud y bienestar para asegurar que los séniors están en las mejores condiciones físicas, cognitivas y sociales. Otros han en puesto en marcha iniciativas relacionadas con la organización del trabajo, incluyendo la configuración física de los puestos de trabajo. Algunas empresas han redefinido la estrategia de formación y aprendizaje para extenderla en la vida laboral».
Las compañías Top Employers están desarrollando iniciativas como los programas de mentoring, de manera bidireccional (tanto tradicional como inverso), para potenciar la transmisión de la experiencia y conocimientos de los séniors a los empleados más jóvenes al mismo tiempo que los júniors dan soporte a los más mayores en habilidades como las de digitalización.
Algunas empresas se han enfocado específicamente en iniciativas para garantizar la transmisión cultural y de experiencias de los séniors que están en proceso de jubilarse o ya jubilados, para que todo el conocimiento que atesoran no se pierda para la empresa.
«También se han puesto en marcha de programas de beneficios, especialmente relacionados con la previsión social complementaria o la ayuda para desarrollar nuevos modelos de colaboración y aportación de valor más allá del acceso a la jubilación o incluso la preparación para la nueva etapa de la vida (jubilación o ‘segunda carrera’)», subraya Jiménez.