Según el V Barómetro Internacional de la Innovación de la consultora Ayming, el 62% de las compañías españolas destinan hasta un 10% de su presupuesto en I+D+i al desarrollo de proyectos de sostenibilidad. Además, sólo dos de cada 10 aseguran que esta cifra alcanza en la actualidad hasta el 20%. Comparado con el resto de la países del entorno, donde el grueso de las empresas (30%) dedican hasta el 20% de su presupuesto en innovación a acciones que ahonden en su estrategia de sostenibilidad, España continúa ligeramente por detrás de la media, aunque en ligero avance.
La concienciación en desarrollo sostenible y su vinculación con la innovación continúa en aumento, pasando la sostenibilidad a formar parte de las cinco prioridades entre las empresas españolas (27%), todavía cuatro puntos por debajo de la media global (31%). De los cuatro barómetros anteriores realizados por Ayming, este año es la primera vez que la sostenibilidad se cuela entre los aspectos más relevantes de las compañías nacionales.
En palabras de Carlos Artal, director general de Ayming España: “Es un fiel reflejo del desafiante entorno económico, en el que la sostenibilidad se considera algo agradable a tener en cuenta de cara al crecimiento económico de nuestro país».
Entre los principales motores que impulsan a las compañías nacionales a invertir en innovación sostenible, el desarrollo de políticas relacionadas con la Responsabilidad Social Corporativa continúa a la cabeza como principal razón para la inversión. Un 46% de las compañías señalan este motivo, seguido de las razones relacionadas con el cumplimiento regulatorio y la reputación de marca (45%) y la demanda de los consumidores consecuencia de las tendencias de mercado (44%). La ventaja competitiva (44%) y la mejora de la eficiencia (43%) también destacan como principales razones para la inversión en innovación sostenible.
La innovación como palanca aceleradora del objetivo cero emisiones
En líneas generales, la inversión en innovación sostenible está directamente relacionada en la actualidad con la reducción de consumos, ahorro de costes y reducción de la huella de carbono. La mayor parte de las compañías españolas (41%) asegura que dedica principalmente la inversión en I+D+I sostenible al desarrollo de fuentes de energía renovable, seguido de la reducción y reciclado de residuos (35%), la reducción de consumo de energía y la implementación de materiales y envases sostenibles (31%). ç
La amplicación de tecnología pensada para el desarrollo de la economía circular y la preservación de la biodiversidad (27%) destacan también entre las áreas a las que las empresas españolas destinan su innovación sostenible. En relación a la media global, el reparto de la inversión entre los países del entorno resulta similar al nacional, destacando el 36% de las empresas que destinan su inversión a las fuentes de energía renovable y el 35% a la reducción y reciclado de residuos.
Los datos revelan que, a medida que las tecnologías facilitan la transición a cero emisiones netas se vuelven más baratas y la curva de costes cambia, las empresas pueden permitirse utilizarlas para estimular nuevos ciclos de innovación. En este sentido Carlos Artal afirma “los fabricantes de energías renovables han demostrado que los costes pueden bajar lo suficiente como para que las alternativas sostenibles sean económicamente viables para las empresas”.
Trabas y desafíos
Pese a este interés creciente en la innovación sostenible, las compañías identifican todavía importantes desafíos que dificultan la puesta en marcha de nuevas acciones. Casi 4 de cada 10 empresas nacionales señalan a la inversión inicial elevada y la priorización de los objetivos financieros a corto plazo como las principales causas que obstaculizan la activación de nuevas inversiones en esta materia. Destaca el 37% que apunta a los insuficientes incentivos fiscales y el 35% que considera todavía escasa la concienciación sobre sostenibilidad. 3 de cada 10 compañías españolas considera también poco desarrollado el entramado especializado en sostenibilidad, ya que un 33% asegura que la disponibilidad de materiales y proveedores sostenibles es todavía limitada.
El conjunto de países del entorno también señalan como principal hándicap para la inversión sostenible las inversiones iniciales elevadas (41%) y la priorización de los objetivos financieros a corto plazo, aunque en menor medida (31%).
A juicio de Artal, “los datos dejan entrever un consenso rotundo entre países de que la barrera ante el progreso es más práctica que ideológica. De los nueve desafíos principales, cinco están relacionados con la necesidad de un mayor apoyo para abordar el alto coste de la inversión inicial. Los gobiernos que esperan ejecutar planes para apoyar a las empresas no deberían necesitar una mayor justificación para aprobar la legislación”.