El último estudio GEM España 2022-2023 denota que la tasa de actividad emprendedora (TEA) ha recuperado los niveles previos a la pandemia, denotando el deseo de las mentes más inquietas por iniciar un nuevo proyecto. No obstante, a pesar de que por géneros las cifras son muy similares, se aprecia una mayor iniciativa entre personas de mayor edad y cualificación.
Dicho informe, apoyado por ENISA y en colaboración con el Observatorio MAPFRE de Finanzas Sostenibles, invita al optimismo. No obstante, también genera una cierta incertidumbre con respecto al futuro, ya que si no aumenta la TEA entre la población más joven se mantendrá un nivel de emprendimiento envejecido, y por ende, menos recorrido temporal que otros países de referencia.
Las condiciones que inciden en la inversión española
Las 36.000 personas, entre 18 y 64 años, que se han analizado demuestran que España ha sido y seguirá siendo un país en el que predomina la inversión. En 2022, el 6% de la población adulta española estaba emprendiendo un negocio de menos de 3,5 años de vida, porcentaje similar a 2019. Si se mira al horizonte, la TAE a medio-largo plazo es más optimista, ya que el 9,4% prevé invertir en los próximos tres años, la cifra registrada más elevada desde 2012.
Si se compara con los otros 48 países analizados, España posee las peores condiciones de emprendimiento, pese a su elevado nivel de innovación. Así pues, aunque el acceso a las infraestructuras y servicios y a la educación está garantizado, aún no se invierte lo suficiente en nuevas tecnologías que logren impulsar los nuevos proyectos. Como dato positivo, el porcentaje de cierre de empresas en España es el más bajo de Europa.
La renta no es un factor determinante en la inversión, pues en 2022 quienes emprendieron un nuevo negocio poseían menos capital que en años anteriores. De hecho, seis de cada diez proyectos han precisado de un capital inferior a los 30.000 euros.
La inversión por categorías
En 2022, el 11% de las personas con estudios universitarios se mostraron partidarias de emprender en un plazo máximo de tres años, mientras que el 9% lo está haciendo. Otro 9% se encuentra al frente de empresas consolidadas de más de 3,5 años de vida. La TAE aumenta entre las personas con estudios superiores, de máster o doctorado. Llama la atención la vocación emprendedora de las mujeres con elevada cualificación educativa en España, por encima de otros países de la zona.
En otro orden, el sector en el que más se invierte es sin duda el de los servicios, pues en los últimos años se ha visto un incremento considerable de este porcentaje, fortaleciendo el tejido empresarial de España. De hecho, el 70% de los encuestados ha emprendido en este ámbito.
Otros factores determinantes en la inversión
La encuesta denota un incremento del nivel tecnológico de la actividad emprendedora. Y es que una de cada diez iniciativas posee una calificación tecnológica de nivel medio o alto, una cifra que incluso se duplica entre las personas con nivel educativo universitario o superior. Se produce especialmente en el sector de servicios a empresas (B2B).
También se aprecia un aumento en la capacidad innovadora en todos los sectores productivos. De este modo, se apuesta más en aquellas empresas con una plantilla más amplia y no familiar, brindando al mercado nuevos productos y procesos.
A esto se le suma la digitalización de los procesos comerciales, que varía durante el proceso de emprendimiento, así como la planificación y capacidad de reacción, que varía según la edad y el nivel educativo. Ahora las mejoras tecnológicas y digitales cobran más protagonismo entre los emprendedores más jóvenes, con capacidad para reaccionar ante situaciones imprevistas, aunque el emprendimiento sénior es capaz de planificar con antelación.
Los nuevos emprendedores están más concienciados sobre la influencia de sus prácticas empresariales en la sostenibilidad. No obstante, las mujeres emprendedoras suelen ser más conscientes del impacto social y medioambiental de sus iniciativas. La comunidad autónoma de procedencia también influye en este aspecto.
Como conclusión clave del informe se extrae la capacidad de internacionalización de las iniciativas recientes (TEA) en un 5%. Las exportaciones superan el 75%, aumentando su poder de expansión hacia los mercados internacionales.
Y es que aunque existan menos oportunidades que en años anteriores, España sigue siendo un país en el que se invierte con más edad y se apuesta más por la digitalización conforme se posee un nivel educativo más elevado. Es el país donde más se apuesta por mantener las plantillas, el compromiso medioambiental y más se resiste antes de cerrar.
