El pasado 1 de febrero tuvo lugar la presentación del Manifiesto de la Movilidad Activa. Una jornada organizada por la alianza de colaboración e innovación público-privada ‘El Futuro de la Movilidad’ y organizaciones como el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana; Ministerio de Sanidad; ayuntamientos de Alcorcón, Madrid, Las Rozas, Elche y Sevilla; Diputación Foral de Vizcaya; EMT de Madrid; Decathlon; Red de Ciudades por la Bicicleta; Red de Ciudades que Caminan; Coordinadora Andando; Coordinadora en Defensa de la Bici (CONBICI); Asociación de Marcas y Bicicletas de España (AMBE); LIVALL; Bird; Aire Mobility; Wifly; Gocleer; y Ciclosfera.
Según afirma este manifiesto: “El futuro cercano debe deparar ciudades con mejor transporte público colectivo, por supuesto electrificado con fuentes renovables, y un peso mucho más significativo de la movilidad activa (desplazamientos a pie y en bicicleta). La movilidad activa tiene la virtud de detraer los usuarios de los coches particulares y mejorar la autonomía de las personas, especialmente mayores y niños. Asimismo fomenta una óptima calidad del aire, entornos más saludables, habitables, sostenibles y resilientes».
Y es que la movilidad activa produce, en definitiva, un enorme valor al conjunto de la sociedad en términos de movilidad, accesibilidad, habitabilidad, salud, economía, equidad, sociabilidad y sostenibilidad. Beneficios no solo a las personas que se mueven a pie o en bicicleta, sino también a aquellas otras personas que no lo hacen, pues libera espacio y reduce la contaminación atmosférica y acústica.
«Es el momento de que todos los agentes colaboremos y trabajemos juntos para alumbrar una visión compartida en torno al presente y futuro de la movilidad activa, construyendo una referencia para las entidades locales que ayude al despliegue de políticas audaces e implementación de ambiciosas líneas de actuación”, explica Sergio Díez, CEO y fundador de Connected Mobility Hub, quien destaca que a pesar del apoyo social y político del que goza la movilidad activa, y especialmente la movilidad en bicicleta, “se necesita seguir avanzando en políticas y medidas que normalicen y generalicen su uso. Se trata de una cuestión capital para cumplir con el objetivo de reducir un 55% las emisiones de CO2 en 2030 con respecto al nivel de 1990”.
Cuatro grandes ámbitos de intervención
El manifiesto identifica cuatro grandes ámbitos de intervención: urbanismo, espacio público, intermodalidad y comunicación e incentivos. Según expone:
- Se debe intervenir en la escala de ciudad con un urbanismo que sea generador de cercanía, mezcle usos y funciones y minimice en consecuencia las necesidades de desplazarse grandes distancias. Solo así podremos reducir la dependencia del automóvil privado en nuestra movilidad cotidiana.
- El espacio público constituye la esencia de nuestras ciudades. Tras muchos años en los que una buena parte del espacio público ha sido destinado a la circulación y estacionamiento de automóviles privados, ahora se reivindica su recuperación para la ciudadanía como lugar de encuentro, estancia, juego, paseo, socialización y práctica deportiva, así como garantía inequívoca de derechos ciudadanos como accesibilidad, salud, seguridad, bienestar físico y mental, confort térmico, etc.
- La intermodalidad entre la movilidad activa, particularmente la bicicleta, con el transporte público colectivo permite incrementar, de forma notable, el radio de servicio del transporte público, abarcando una mayor proporción de la población. Cuando el transporte público colectivo está electrificado con fuentes renovables de energía, esta intermodalidad entre la bicicleta y el transporte público es la única manera de garantizar accesibilidad en las periferias urbanas en condiciones de sostenibilidad ambiental. Ello supone una alternativa real y efectiva al uso del automóvil privado, y permite enmarcar la movilidad activa dentro de un sistema de transporte multimodal que satisface las diferentes necesidades de la ciudadanía en relación con su movilidad cotidiana.
- Generalizar el cambio cultural y de paradigma de la movilidad, haciendo que amplias capas de población adopten los modos activos, requiere de un ingente esfuerzo a nivel de comunicación, sensibilización, alineamiento de incentivos y coordinación de planes sectoriales de fomento.
En esta línea, y según destacó Luis Morales, responsable de relaciones institucionales de ‘El Futuro de la Movilidad’, “se trata de un manifiesto muy necesario por diversas razones como las energéticas, climáticas, sociales y de salud. No podemos seguir moviéndonos así, por eso este cambio pasa por un nuevo modelo”.
