Ayer se produjo la presentación oficial de los nuevos procesadores Intel Xeon Xeon W-2400 y W-3400, basados en la arquitectura Golden Cove y en el diseño MCM que ya vimos en los Sapphire Rapids. Ambos están dirigidos al sector profesional, pero los primeros se orientan a estaciones de trabajo y los segundos a servidores y centros de datos.
La serie Intel Xeon W-2400 está configurada en sus modelos base con 6 núcleos y 12 hilos, mientras que los modelos tope de gama cuentan con 24 núcleos y 18 hilos. Hay una diferencia considerable a nivel de potencia bruta, como podemos ver, aunque todos ellos mantienen una serie de claves importantes, como la integración de tecnologías avanzadas de Intel dedicadas a virtualización y aceleración de inteligencia artificial, el soporte de memoria DDR5 con tecnología ECC y la compatibilidad con el estándar PCIe Gen5.
Los procesadores Intel Xeon W-3400 están configurados con 12 núcleos y 24 hilos en sus versiones más básicas, pero pueden llegar a un máximo de 56 núcleos y 112 hilos. Como ocurría con la gama inferior, todos los Xeon W-3400 soportan memoria DDR5 con tecnología ECC, son compatibles con el estándar PCIe Gen5 e incluyen las tecnologías más avanzadas de Intel para aceleración de IA y virtualización.
El salto de rendimiento que ha conseguido Intel con esta nueva generación de procesadores es muy marcado, tanto que llegan a superar a la generación anterior (arquitectura Sunny Cove) hasta en un 75%, aunque el rendimiento final varía notablemente dependiendo de la carga de trabajo que estemos ejecutando. Para acompañar a esta nueva familia de procesadores el gigante del chip también ha presentado el chipset W790, que ofrece hasta 16 líneas PCIe Gen4, Wi-Fi 6E integrado, conectividad LAN 2,5 Gbps y hasta 8 puertos SATA III.
Podéis leer toda la información en el artículo original que publicamos ayer en MuyComputer Pro. Estos procesadores estarán disponibles a partir del mes de marzo.