Llevamos años con el soporte de pago de Windows 7 funcionando, de hecho Alemania fue uno de los primeros países que tuvo que recurrir a este para evitar problemas tras el final del soporte oficial de dicho sistema operativo. Al final, este tipo de medidas por parte de Microsoft no dejan de ser un parche temporal para ayudar a aquellos sectores que no han podido, o que no han querido, preparar a tiempo la transición a un sistema operativo más actual.
Con todo, hay empresas y entidades que no se lo toman como tal, y que incluso tras dos años de soporte de pago siguen sin tener un plan de transición preparado, y que al final se acaban viendo obligadas a seguir utilizando un sistema operativo sin soporte. El gran éxito que tuvo Windows 7 fue clave en este sentido, y es que muchas empresas y profesionales dieron el salto en su momento a dicho sistema operativo, y adaptaron su infraestructura y sus aplicaciones a él.
Para actualizar a otro sistema operativo es necesario, en muchos casos, realizar una inversión muy importante tanto en aplicaciones como en infraestructura, y puede que también en otros frentes, como asesoramiento y seguridad. Este contexto nos permite entender por qué hay empresas que prefieren pagar directamente el soporte extendido, y por qué hay otras que están dispuestas a seguir utilizando Windows 7 aunque ya no reciba soporte.
El caso es que, tal y como estaba previsto, el soporte extendido de pago llegará a su fin justo mañana, 10 de enero de 2023. A partir de esa fecha ya no recibirá más actualizaciones, lo que significa que el último parche que llegará a este sistema operativo será el que Microsoft liberará también mañana, y que estará centrado en la seguridad y la corrección de errores.
Si utilizas Windows 7 y no tienes preparada la transición a un sistema operativo más actual deberías empezar a considerarlo, ya que mantener un sistema operativo sin soporte es una bomba de relojería que podría «explotar» en cualquier momento, y las consecuencias podrían ser muy graves.
