Con motivo de la celebración del Black Friday y de las inminentes fiestas navideñas y las consiguientes devoluciones, DS Smith, ha realizado un estudio que revela que casi la mitad de los españoles (49%) piensa pasar más tiempo en casa debido a la crisis económica.
Esta tendencia apunta al auge de la “comfort buying”, que hace referencia a las compras online que realizamos a modo de pequeña recompensa personal. Además, casi tres de cada diez encuestados (27%) afirma que, en lugar de salir, gastarán en pequeños caprichos en vez de en grandes compras durante las fiestas.
Los datos también muestran que la nueva tendencia “comfort buying” del e-commerce, conlleva un mayor riesgo de que se produzcan daños en las entregas, especialmente en artículos más frágiles como velas, botellas de vino o artículos de cristal. Solo el año pasado, el 46% de los compradores españoles recibieron una media de tres entregas dañadas de artículos frágiles, el doble que en otras entregas del canal e-commerce.
El impacto económico de las entregas afectadas es significativo. Según el estudio realizado por DS Smith, el coste total en artículos frágiles dañados podría ascender a más de 240 millones de euros, provocando sentimientos de enfado en casi el 30% de los compradores online que han recibido sus paquetes dañados, así como decepción (28%) y frustración (24%).
Gran riesgo para las marcas
En este sentido, el impacto de que el consumidor reciba artículos dañados supone un gran riesgo para las marcas: cuatro de cada diez consumidores afirman que dudarían en volver a comprar en una tienda online si un producto llegara dañado, mientras que el 26% asegura que no volvería a comprar en dicha tienda.
Gavin Mounce, director de diseño de e-commerce en DS Smith, ha señalado: «Nadie quiere recibir productos dañados y, la tendencia “comfort buying” durante Black Friday, demuestra la importancia de que los embalajes resistan las exigencias de las compras de hoy en día. De este modo, cuando los clientes compren artículos frágiles, no se sentirán decepcionados en el momento de la entrega y las compañías no tendrán que hacerse cargo de los costes de las devoluciones”.
«Por eso ponemos a prueba las soluciones de packaging: las dejamos caer, las golpeamos, las aplastamos y las sacudimos para ver cómo se comportan, y lo que descubrimos es que la clave no está en utilizar más material de embalaje, sino en desarrollar diseños de packaging más inteligentes. Ese es el tipo de innovación en el que se centran nuestros diseñadores, así como en encontrar formas de hacer que cada artículo sea lo más circular posible, reduciendo los residuos y la contaminación desde el principio, y manteniendo los materiales en uso durante más tiempo.»