El portal de trabajo Infoempleo y el Grupo Adecco han presentado una nueva entrega de la XXV edición del Informe Oferta y Demanda de Empleo en España, una completa radiografía de la situación del empleo en nuestro país.
Y en este caso, quieren poner en relevancia la visión de las empresas acerca de los temas de actualidad de nuestro mercado laboral: situación actual, déficit de talento, jornada de 4 días y modelos híbridos de trabajo, salud mental y emocional en el entorno de trabajo, igualdad de género y diversidad, transformación digital, y otros aspectos importantes para el empresariado (y por tanto para los trabajadores y personas en búsqueda de empleo) español.
Los principales problemas de la empresa española
A lo largo de los últimos meses estamos siendo testigos de un escenario inflacionista que, para la mayoría de los expertos en macroeconomía, se mantendrá prácticamente durante todo 2022. Y este es un grave problema para 3 de cada 4 empresas consultadas por Adecco e Infoempleo.
Así, un 74,5% teme que el incremento de los costes pueda llegar a suponer un grave peligro para la continuidad de su actividad y de la propia compañía. Para el 31,54% la nueva reforma laboral que entró en vigor el 1 de abril de 2022 también puede suponer un freno a su crecimiento según se vaya aplicando. Que el consumo no se reactive del todo por nuevos brotes o sucesivas olas de coronavirus (29,53%), y más con la situación de inflación actual, es el siguiente problema al que las empresas consultadas miran con más temor.
Ante este panorama, las compañías creen que para mejorar la competitividad de su empresa las mejores medidas de flexibilidad son, en este orden, ofrecer horarios flexibles (55,03%), retribución variable vinculada a objetivos (32,21%), teletrabajo (26,85%), acudir a la contratación temporal directa (26,17%), a la contratación parcial (22,82%), modificar sustancialmente las condiciones de trabajo de la plantilla (21,48%), recurrir a freelances (16,78%) y generar bolsas de horas (16,11%).
La lucha por el [mejor] talento
Tras dos años de pandemia, el trasvase de trabajadores de unas empresas a otras se ha ralentizado visiblemente. De media, las compañías cifran en un 19,8% el volumen de rotación de personal al que han tenido que hacer frente en 2021, más de 2,5 p.p. menos respecto a 2020 y más de 3 puntos si lo comparamos con 2019. El 33,56% de las empresas consultadas creen que la razón principal de esta fuga de talento se debe a que reciben mejores ofertas salariales de otras compañías. Y para el 26,85% se trata de empleados que no pueden cumplir con sus aspiraciones de crecimiento profesional o personal en la empresa.
En el último año, algunos factores que cobraron gran importancia en 2020 se aproximan de nuevo a cifras similares a las que tenían antes de la pandemia. Así un 15,44% dicen que los trabajadores se han marchado por el mal momento económico que atraviesa la compañía (frente al 25,45% registrado en 2020), un 7,38% por el mal clima laboral (14,55% en 2020), y el 15,44% cree que se debe a que los empleados no se identifican con los objetivos y estrategias marcados por la compañía (20,00% en 2020).
A pesar de este panorama, más de la mitad de los encuestados (54,36%) se muestran tranquilos ante la posibilidad de que en España pueda darse una “gran renuncia” como ha ocurrido en muchas empresas de EE.UU., porque creen que las condiciones del mercado laboral español son muy distintas.
¿Y qué buscan las empresas en sus candidatos? Tener conocimientos especializados para el trabajo que se va a desarrollar (83,89%), además de conocimientos en nuevas tecnologías (34,90%), son en estos momentos las habilidades técnicas o hard skills más requeridas por las empresas. Respecto a las habilidades interpersonales o soft skills que debería reunir el candidato ideal, las tres más valoradas actualmente son: la capacidad para trabajar en equipo (71,81%) y para resolver problemas (66,44%) junto a una actitud positiva (56,38%).
Modelo híbrido de trabajo como ideal
Tras dos años de crisis sanitaria, en los que muchas empresas se vieron obligadas a utilizar la fórmula del teletrabajo para poder seguir con su actividad, la normalidad ha traído la vuelta a la presencialidad, ¿o no?
Según los datos que recoge la Encuesta de Población Activa (EPA), en el cuarto trimestre de 2021 el 7,9% de los ocupados trabajaron desde su domicilio más de la mitad de los días, y un 5,7% lo hicieron menos de la mitad de los días, datos que son los más bajos en los dos años de pandemia. Una cifra inferior al 10% del total de la población activa española al que se llegó a finales de 2020, y alejada también del 15,3% que se alcanzó durante los meses en los que se impuso el confinamiento.
Los motivos son varios. Por un lado, muchas personas que pueden teletrabajar no quieren hacerlo porque prefieren el contacto directo con los compañeros. También hay trabajadores con dificultades para conciliar con la familia en casa, que no tienen domicilios adaptados, o bien que tienen más dificultades para la desconexión laboral desde su hogar y sufren sobrecargas de trabajo. A esto se une que muchas empresas no tienen voluntad de implantar el trabajo a distancia, que no disponen de los medios tecnológicos para llevarlo a cabo, o ambas cosas.
Otra de las piezas clave en la implantación del teletrabajo ha sido la Ley de Trabajo a Distancia aprobada en septiembre de 2020 y que establece, entre otros puntos, la necesidad de firmar un acuerdo con el empleado que vaya a trabajar a distancia más del 30 % de la jornada semanal durante un periodo de tres meses, obligando al empresario a pagar algunos gastos. Lo que muchas pymes han percibido como una importante barrera a la hora de establecer esta fórmula.
De las empresas consultadas, un 58,44% confirman que sí están facilitando a sus empleados la posibilidad de teletrabajar en 2022 (un 6% más que en 2020). De hecho, un 51,68% de las compañías han mantenido de alguna manera esta fórmula durante 2021, bien para toda la plantilla (10,07%), en turnos alternos (22,15%) o en aquellos momentos en los que algún empleado necesitaba confinarse (19,46%).
Sin embargo, las empresas se siguen mostrando reticentes a plantear un modelo de trabajo 100% a distancia, y apuestan mayoritariamente por un modelo híbrido. Así, el 88,89% se inclinan por este formato que combina trabajo presencial y en remoto.
Entre las que no facilitarán esta opción, el teletrabajo se ve mayoritariamente como una solución temporal (46,88%), que ha servido para mantener la actividad durante los meses de confinamiento y las sucesivas oleadas de la pandemia. Además de considerarlo algo temporal, un 18,75% cree que el desempeño de la plantilla no ha sido del todo satisfactorio.
Para un 12,50%, los costes que les supondría cumplir con la nueva normativa de teletrabajo es otro impedimento importante. Y un 6,25% ve demasiadas dificultades -en términos de prevención de riesgos laborales- para llevarlo a cabo. Es interesante señalar que un 15,63% no da una razón específica de por qué no permite teletrabajar a sus empleados/as.
Tras unos meses en los que parecía que se había enfriado el tema de la viabilidad de la jornada de cuatro días, el lanzamiento de nuevos pilotos en nuestro país ha reabierto el debate. Apenas 1 de cada 3 empresas consultadas (37,59%) ve viable la jornada de 4 días, porcentaje que además se ha reducido 0,6 puntos porcentuales en el último año. Y de estas, el 22,15% cree que solo sería posible reduciendo la retribución de manera proporcional.
Así, el 62,42% de las empresas no ve posible implantar la jornada de 4 días en la actualidad, frente al 61,7% que lo pensaba hace un año. Entre las principales razones esgrimidas para ello está la imposibilidad de mantener salarios o amortizar una jornada laboral, y no poder contratar más personal para cubrir la jornada restante.