Cuando llegó la pandemia, los trabajadores ya venían con una mochila de salud a mejorar, sobre todo con una salud psicológica deteriorada, según el estudio “Salud y Bienestar Intergeneracional en el ámbito laboral”, del Observatorio Generación & Talento, realizado con la colaboración de la Universidad Europea como socio académico y Criteria Recursos Humanos, como partner técnico.
Este informe alerta sobre la salud de los trabajadores de las diferentes generaciones y pone de manifiesto que cada generación vive su salud de diferente manera.
Por ejemplo, y según este estudio, el gran reto que tienen por delante las generaciones más senior (Generación T y Baby Boomer) tiene que ver con su salud emocional.
Los tradicionalistas se enfrentan a un nuevo desafío, que es la jubilación, y esto les impacta y genera incertidumbre. Su salud física es regular, y es una generación que no ha tenido una cultura de prevención como la tienen otras. Son una generación más reactiva ante la enfermedad que orientada hacia la prevención.
“Eso sí, nos encontramos con una generación con una salud mental muy potente, y eso tiene que ver con todas las habilidades que han ido desarrollando a lo largo de su vida”, explica Elena Cascante, socia directora del Observatorio Generación & Talento.
Los tipos de salud
Quizá la salud laboral es la que viene más afectada. Sienten que de alguna manera no son reconocidos y eso les afecta su autoestima. Por otra parte, la salud de los Baby Boomer es -según los expertos- regular acercándose a buena. Deben mejorar los hábitos saludables, ya que comienzan los achaques y las alteraciones físicas, pero no son muy relevantes. Se enfrentan a la aparición de estos primeros problemas de salud, pero les cuesta ser conscientes de la necesidad del autocuidado.
En lo psicológico, viven con temor su futuro laboral, lo que les genera un grado de estrés y preocupación. En lo social, es una generación con un entorno muy estable, que favorece su equilibrio.
“Tenemos que comprender que muchos viven con miedo a no llegar a la jubilación. Sienten que ya no se cuenta con ellos o que no están en los retos más importantes dentro de las organizaciones; que sus carreras han dejado de progresar, y se sienten apartados. También refieren tristeza, porque después de tanto trabajo y sacrificio no tienen el reconocimiento suficiente”, añade Ángeles Alcázar, socia directora del Observatorio Generación & Talento.
La salud psicológica también es el escenario más preocupante de la Generación X. La fuente del estrés que están viviendo tienen que ver con el ámbito laboral. Es una generación con mucha responsabilidad tanto en el ámbito profesional como en el familiar, y no saben cómo armonizar ambos escenarios, y esto les genera frustración y gran ansiedad. La falta de tiempo es su gran demanda.
También les pasa factura la brecha que existe entre las expectativas y la realidad profesional, que repercute sobre la salud laboral. En cuanto a la salud social, valoran su entorno social positivamente, pero su poca disponibilidad temporal, hace que estén limitados en sus relaciones personales.
El estrés es el principal problema de salud de la Generación Y, relacionándolo fundamentalmente con el entorno laboral, elevada carga de trabajo, dificultad para compaginar trabajo, desarrollo profesional y vida personal. El concepto de equilibrio para ellos es importante, por eso, cuando el tiempo dedicado al trabajo desborda el planificado e invade el resto de su vida, se produce un desequilibrio y deriva en problemas de salud.
Esta generación quiere cambiar el mundo y a veces es el mundo quien les cambia a ellos. Viven con poca tolerancia las situaciones que les dificultan su avance profesional y personal, lo que les genera frustración e impaciencia, ya que quieren todo aquí y ahora. Respecto a la salud social es la más frágil de las tres. Aunque son muy inquietos en sus acciones sociales, en ocasiones chocan con sus empresas ya que no pueden canalizar sus inquietudes sociales por falta de tiempo.
Por otro lado, destaca la alta dependencia de las redes sociales y la falta empatía y conexión con las otras generaciones en la empresa. Por último, el estudio percibe la salud global de la Generación Z como buena, pero con matices. Su salud física es bastante buena, no solo por su edad, sino porque potencian sus hábitos saludables y quieren alcanzar el canon físico socialmente establecido.
En cuanto a la salud psicológica está más debilitada, por su dependencia de las redes sociales, una búsqueda constante de aceptación y el vivir entornos cambiantes y de gran incertidumbre. Además, se percibe como excesiva la protección de los progenitores que, en muchas ocasiones, provoca inseguridad ante la realidad social y laboral y un desequilibrio en su interacción personal.