El perfil del inversor ha cambiado notablemente en los últimos tiempos. Coininvest, portal online especializado en comprar y vender metales preciosos de inversión, ofrece una radiografía de ese nuevo comprador.
Raquel Herrero, analista de metales preciosos de la plataforma, apunta que el oro está siendo refugio en este tiempo convulso, actuando como protección del capital. Se trata del metal precioso sin duda más conocido, pero también son importantes la plata, el paladio y el platino.
El perfil del inversor se va rejuveneciendo
Tradicionalmente, los hombres han sido los que más han invertido, pero esto es algo que está cambiando. Según especifica Herrero, el perfil se va no solo rejuveneciendo, sino que ahora las mujeres son un grupo más que interesado en este producto y que cada vez va apostando más por él.
Desde 2020, a raíz del terremoto financiero que provocó la Covid-19, el número de clientes que invierte en metales preciosos físicos ha aumentado, y aunque el sesgo sigue siendo masculino, se aprecia que hay más mujeres que antes. Insiste, además, en que quizá el poder hacer una compra online, digamos más “asépticamente”, facilite la incorporación de las mujeres a este tipo de inversión. Ahora, además, cada vez hay también gente más joven que empieza a invertir con cantidades más pequeñas, pero lo hace periódicamente.
De este modo, informa que estamos en un momento en el que “tenemos a quien parece haber movido parte de su capital desde activos más volátiles para realizar una inversión en metales físicos por un capital muy importante, hasta quien se aventura a comprar sus primeras onzas de plata para tantear el mercado”.
Hay que tener en cuenta que el precio de los metales preciosos no se genera únicamente en base a la proporción de metal que se destina a inversión pura, que en realidad es bastante pequeña comparada con los otros usos de estos metales, como joyería o industria. La plata, por ejemplo, apunta Herrero, se usa para placas solares, automoción, joyería…por lo que especifica que es otra buena opción por la que apostar. La demanda de metales para estos otros usos, unida a la coyuntura sociopolítica y económica del momento influyen en la cotización final del metal.
Productos jóvenes y poco regulados
La diferencia de estos productos con las criptomonedas, aparte de que éstas no son tangibles y están deslocalizadas, al contrario que los metales preciosos, es que son productos muy jóvenes, muy poco regulados y tremendamente volátiles. Los metales preciosos, en cambio, son tradicionalmente más seguros, algo para toda la vida. Además, como curiosidad, Herrero apunta que “el oro físico es necesario para que los bitcoins se muevan, ya que lo hacen a través de ordenadores y las placas de los ordenadores llevan contactos de oro”.
Así, especifica que se trata de una inversión a largo plazo, que normalmente se realiza comprando piezas que se guardarán durante años. La fluctuación del precio del metal no es, a corto plazo, tan importante, es decir, son activos con los que la rentabilidad funciona, históricamente, al cabo de unos años.