Las asociaciones de ingenieros informáticos, profesores y estudiantes han iniciado una campaña denominada «No hay progreso sin informática» para que el Gobierno vuelva a incluir la asignatura de informática entre sus competencias. Y es que la nueva ley de educación, la LOMLOE, ha levantado ampollas ante la ‘eliminación’ de esta asignatura del currículo de Bachillerato.
“En la era digital, la mayoría de empleos requiere el uso de nuevas tecnologías. En la asignatura de informática, no solo te enseñan a escribir en un procesador de texto, edición y programación, también a entender su funcionamiento y a improvisar digitalmente, algo que es fundamental hoy en día”, explica Pablo Urrea, desarrollador web y programador de software en LaborFox.
La educación debería ser vital para encontrar trabajo y, actualmente, “muchas empresas pueden mostrarse reacias a contratar a las nuevas generaciones porque consideren que no han tenido una formación adecuada”, opina Urrea. “En la educación mínima no te enseñan a buscar trabajo, entender tu nómina o hacer la declaración de la renta, y es algo en lo que falla el sistema educativo. Están haciendo cambios constantemente en la forma de enseñar, pero no se plantean qué es importante de verdad”.
Para los profesionales del sector, la supresión de la asignatura de informática en la nueva ley de Educación se ha dado en el peor momento. Según Dell y el Institute for Future, el 85% de los trabajos del futuro requerirán de competencias digitales. Cada vez se hace más evidente la necesidad de profesionales TIC.
Un nuevo hándicap para el sector de las TIC
La asignatura de Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) nunca ha sido obligatoria. En función de la rama de Bachillerato que se escogiera, el alumno podía decidir cursarla o no. Sin embargo, el hecho de que estuviera recogida en la ley de Educación dejaba su regulación en manos del Ministerio, que especificaba, entre otras cosas, las horas que le correspondían.
La Ley Orgánica de Modificación de la LOE no incluye esta asignatura en su redacción, por lo tanto la competencia queda en manos de cada comunidad autónoma. Serán ellas quienes decidan a voluntad si esta materia se encuentra entre sus optativas.
Por su parte, el Ministerio de Educación mantiene que las competencias digitales de los estudiantes se potenciarán de manera transversal durante todos los años escolares. Además, los alumnos deberán cursar en la ESO asignaturas de digitalización y tecnología. Pero, ¿será suficiente?
La asignatura, en manos de las autonomías
Para las asociaciones citadas al inicio, que la única asignatura de Bachillerato relacionada con la informática quede en manos de las comunidades autónomas supone un problema. El sector ya cuenta con una acusada falta de talento y esta decisión puede iniciar una brecha entre los estudiantes de cada comunidad.
Además, mientras estallaba la polémica en torno a la supresión de la asignatura de informática en la LOMLOE, el Consejo de Ministros ha aprobado un nuevo Catálogo Nacional de las Cualificaciones Profesionales. Este documento se utiliza como base para la elaboración de la oferta educativa de Formación Profesional.
Entre las nuevas cualificaciones, se han incluido profesiones estrechamente relacionadas con las nuevas tecnologías y la informática, como son el diseño de interfaces gráficas, interacción y experiencia de usuario en dispositivos digitales; la Instalación y mantenimiento de dispositivos y sistemas conectados (IoT); la digitalización aplicada al entorno profesional; y la gestión de datos y entrenamiento en sistemas de Inteligencia Artificial. Todas ellas destinadas a reforzar la formación en nuevas tecnologías en el currículo de la Formación Profesional.
Ante la posibilidad de que se generen brechas o desigualdades, como temen los expertos, ¿qué pueden hacer los estudiantes para demostrar su talento? “Un candidato que no puede demostrar sobre el papel que tiene una habilidad únicamente puede hacerlo mediante práctica, y eso es justamente lo que ofrece LaborFox, una herramienta para dejar por escrito su habilidad y para que sea reconocida por empresas”, explica Pablo Urrea.