En ocasiones, existen determinados signos o señales que es necesario interpretar para tomar de decisiones determinantes sobre nuestro futuro laboral. En este contexto, la consultora Walters People ha elabordo una lista de razones por las que deberías plantearte cambiar de trabajo.
1. A menudo te sientes cansado y estresado
¿Te arrastras cada mañana hacia tu empresa y te falta el empuje que tenías antes? ¿Duermes menos y notas que empeora tu humor cada vez que piensas en tu trabajo?
Cualquiera de estos signos podría ser perfectamente un síntoma de un aumento en los niveles de estrés profesional, un sistema de alerta corporal que te indica que las cosas probablemente no son como deberían ser.
El estrés puede afectar tanto a tu estado de ánimo como a tu sistema inmunitario, haciéndolo más susceptible a resfriados, perjudicando notablemente a tu rendimiento laboral. Incluso si no se controla, también pueden desarrollarse problemas de salud más serios a medio y largo plazo.
“Si tienes la sensación de que tu cuerpo está tratando de decirte algo, deberías tomarte un momento para tratar de comprender el mensaje”, añade Alexandra Arranz, directora de Walters People Madrid.
2. No crees en la compañía como solías hacerlo
Cuando empezaste, tu puesto te parecía lleno de posibilidades y te sentías muy orgulloso de identificarte con la cultura de la compañía. Sin embargo, recientemente has notado que tu percepción de la empresa ya no es lo que era, y que la confianza en el proyecto y en los valores de la compañía han disminuido.
Tal vez tu organización ha tomado algunas decisiones que no encajan con tu visión, o quizás ha habido una reorganización que te ha apartado de la trayectoria profesional que en un principio tenías planeada.
La falta de valores compartidos, alineación profesional, identificación con la marca o pérdida de confianza son poderosos factores desmotivadores difícilmente reconducibles. Si te ves reflejado en ellos, tal vez sea la hora de empezar un nuevo reto en una nueva compañía en la que sí puedas creer.
3. Miras mucho el reloj
Solías despertarte por la mañana ilusionado con lo que podrías lograr durante el día e incluso estabas dispuesto a asumir continuamente retos adicionales; ahora, estás contando las horas para poder desconectar. ¿Te sientes tentado por la ley del mínimo esfuerzo, en lugar de buscar en cada tarea la oportunidad para dar más, aprender o mejorar lo establecido?
“Cualquier profesional merece trabajar en un puesto que le ilusione y que le mantenga con ganas de marcar la diferencia. Sin embargo, es posible que tu trabajo no dé para más y que tu empresa ya no tenga un desarrollo claro y adecuado que ofrecerte. Si esto se cumple, puede que sea hora de avanzar a un nuevo proyecto que reavive tu ilusión profesional”, añade Alexandra.
4. Tus habilidades no coinciden con tus intereses personales
Hay personas que son contratadas para realizar tareas en las que son realmente buenas pero que no necesariamente disfrutan haciendo y, por tanto, acaban haciendo de su virtud su condena.
Tal vez seas una de ellas y pese a haberte convertido en un experto en ventas de software, con unos números espectaculares, preferirías estar en marketing. Es posible que seas un as con el Excel, pero realmente querías estar cara a cara con un cliente en lugar de estar sentado frente a la pantalla.
“Aunque no siempre es fácil conseguirlo, es natural querer alinear tus intereses personales con tu actividad profesional, y cuanto más tardes, más difícil será cambiar a medida que te especializas en un área con la que no te sientes identificado”, añade Alexandra.
5. Te sientes invisible
¿Sientes que tus opiniones y contribuciones no son reconocidas? ¿Tu promoción no llega pese a tu esfuerzo constante y nunca se te asignan los proyectos más importantes? ¿Las relaciones dentro de tu equipo no son tan cordiales o colaborativas como solían ser y tu equipo no trabaja como tal?
Para aquellos que pasan una gran parte del tiempo trabajando en equipo, es altamente importante sentirse un miembro valioso del mismo y que la atmósfera sea amigable, productiva y alentadora. Si ya has hecho todo lo posible para mejorar la dinámica, pero no te sientes ni reconocido ni parte de un equipo, entonces puede ser hora de buscar un nuevo proyecto en el que marcar la diferencia.
6. Tu puesto te queda pequeño
A veces puede ser difícil aceptar que una función, por mucho que te guste tu empresa y lo bien que te lleves con tus compañeros de trabajo o responsables, ya no es suficiente para ti. Sin embargo, permanecer en un rol por un sentimiento de lealtad o por miedo al cambio, puede convertirse en una experiencia desmotivadora y llevarte a imponerle un innecesario freno a tu desarrollo profesional.
No te engañes, has desarrollado valiosas habilidades y experiencia a lo largo de tu carrera y estás perfectamente preparado para nuevos retos. Si tu empresa simplemente no posee los recursos o no te puede ofrecer el proyecto adecuado para permitirte seguir creciendo, no dudes en empezar a explorar otras opciones. Si de tu futuro profesional se trata, antes que a cualquier organización, te debes a ti mismo.