La escasez de chips y la cadena de suministro están causando estragos en todos los sectores. La incertidumbre actual podría afectar, no solo a las vacaciones de Navidad y a los regalos, sino también a todo el año 2022. La empresa sueca de tecnobelleza, Foreo, se sumerge en las causas de la crisis mundial de los chips y explica los posibles efectos que este fenómeno podría tener en el sector de la belleza.
«En medio de la COVID-19, vimos que los consumidores se inclinaban fuertemente hacia el bienestar y el mindfulness, lo que provocó un aumento vertiginoso de la demanda de nuestros productos. Operamos en el ámbito de la innovación y la tecnología inteligente, así que, por supuesto, nos afecta mucho la escasez de microchips. Estábamos luchando por mantener el ritmo de la creciente demanda, sin embargo, con la temporada de regalos por delante, existe la posibilidad racional de que Foreo se quede sin chips para las fiestas«, explica Boris Trupcevic, director general de Foreo.
Los chips, también llamados semiconductores, albergan miles de millones de transistores y funcionan como el cerebro de nuestra electrónica. Aunque se podría pensar que los solo se utilizan en ordenadores, tabletas y teléfonos inteligentes, en realidad alimentan la mayoría de nuestros aparatos electrónicos, como lavadoras, frigoríficos e incluso coches, por lo que con la escasez de estas piezas vitales, muchas empresas se quedan con productos inacabados que ponen la economía mundial al límite.
Aumento de la demanda
Incluso antes de la pandemia de coronavirus, la industria de los chips estaba sometida a una gran presión por el aumento de la demanda impulsada por el 5G. Con la aceleración de la transformación digital, la industria tecnológica está sometida a una inmensa presión para seguir el ritmo de los pedidos acumulados, que cada vez son mayores. Las grandes corporaciones se encuentran a merced de los proveedores de chips, que no pueden seguir el ritmo de los pedidos por sí mismos.
La pandemia no es la única causa de la interrupción de la cadena de suministro de chips. A principios de este año, uno de los principales proveedores de Japón sufrió un incendio, mientras que una helada invernal cerró el proveedor de Intel en Texas. Otro proveedor clave de Taiwán vio interrumpida su actividad debido a la sequía, lo que básicamente puso a la industria tecnológica en una crisis de suministro global. Otros retos son la escasez de mano de obra y un sistema de distribución caro.
Las investigaciones muestran que el 80% de los fabricantes de chips tienen dificultades para encontrar trabajadores cualificados y el coste de los envíos nunca había sido tan alto. El coste de enviar un contenedor de 40 pies desde Asia a Europa se multiplicó por diez, pasando de 2.000 dólares en 2020 a 20.000 dólares en agosto de 2021, alcanzando un máximo histórico.
En 1990, hasta el 37% de las fábricas de chips estaban situadas en EE.UU., mientras que hoy en día esta cifra se ha reducido a un escaso 12%, lo que convierte a los países asiáticos en líderes absolutos en la producción de chips. Sin embargo, Estados Unidos ha reconocido la importancia estratégica de los semiconductores en la economía y la seguridad nacional y ha aprobado en el Senado la ley «The Chips for America Act», que ahora espera la aprobación de la cámara de representantes. La ley garantizará la financiación de la industria de los chips con la asombrosa cifra de 52 billones de dólares a lo largo de cinco años.
