El 080 Barcelona celebró recientemente su tercera edición. El objetivo del evento en los últimos años ha sido demostrar que las marcas apuestan porque los materiales sean cada vez más sostenibles. Primar la calidad y la solidez de los acabados, antes que pensar en la capacidad para ser llevadas a su producción a gran escala es fundamental en este contexto.
“Este último factor se debe tener muy en cuenta ya que la inmensa mayoría de las marcas que presentan colección van destinadas al pret-à-porter”, puntualiza la co-responsable del track en Fashion & Luxury Marketing de TBS en Barcelona, Cristina Proença: “Esta apuesta concuerda con la consciencia que la industria de la ropa se ha convertido en los últimos 10 años en la segunda mas contaminante del mundo, justo por detrás de la petroquímica, siendo la responsable del 6% de las emisiones globales de CO2, según datos de la Fundación Ellen McArthur”.
La brecha actitud-comportamiento
Este problema muestra su peor cara cuando, según afirma el informe “It Takes Two: Cómo la industria y los consumidores pueden cerrar la brecha actitud-comportamiento en lo relativo a la sostenibilidad en la moda” del marketplace de ropa Zalando, se revela que menos de un 1% de toda la ropa de segunda mano que se recoge para darle una nueva vida realmente se recicla para hacer nuevas prendas.
“La industria no cumple con los requisitos de los consumidores en sus demandas de economía circular”, se explica en el informe. El mismo estudio también muestra que solo hay un 23% de los consumidores que reparan de manera recurrente sus prendas. Aún así, el 63% de los compradores de ropa desearía que su ropa tuviera una vida nueva después de desprenderse de ella.
‘Fast fashion’ vs ropa duradera y de calidad
La popularización del fenómeno llamado ‘fast-fashion’ ha permitido que cambiar de vestuario sea cada vez más barato y fácil para el consumidor, pero esto también conlleva unos costes humanos y ambientales muy grandes.
“Los diseñadores jóvenes que van entrando en el 080 Barcelona han convivido durante mucho tiempo con la emergencia climática, con lo que, por lo que se ha visto, prefieren presentar colecciones de pocas piezas, de gran versatilidad y de calidad, pensadas para durar”, explica Proença, que continúa: “Es una generación que lleva, literalmente, media vida escuchando que se necesitan 17.000 litros de agua para fabricar un par de pantalones vaqueros, cuando en algunas cadenas de ropa las colecciones de vaqueros se renuevan casi cada mes”, recuerda .
Aún así, según TBS en Barcelona nada parece indicar que el hábito de compra del consumidor promedio de moda barata vaya a modificarse en un corto plazo de tiempo: “El factor sostenible aún no es un motivo de peso a tener en cuenta para el cliente a la hora de efectuar una compra, ya que cuenta más el hecho de tener la ropa a un precio asequible. La consciencia de los consumidores es muy importante y el cambio debe ser impulsado por las marcas y todos los actores de la cadena de valor”, explica Maud Berthelod, co-responsable del mismo track de TBS en Barcelona.
Asimismo, pone como ejemplo el Fashion Pact que se lanzó en 2019, justo antes de la pandemia: una coalición global de empresas de la industria textil y de la moda junto con proveedores y distribuidores. Este pacto está firmado por 200 marcas al día de hoy, que representan al 30% de la producción mundial de moda y nació con tres misiones: parar el calentamiento global, restaurar la biodiversidad y proteger los océanos. El grupo se ha marcado la consecución de estos tres grandes objetivos mediante siete estrategias.
El lujo sigue el camino de la sostenibilidad
De la misma manera que cada vez hay más consciencia en torno a los efectos ambientales de la industria de la moda, también más del 60% de los consumidores de lujo prefieren una empresa preocupada por su Responsabilidad Social Corporativa, según un informe reciente de la consultora BCG. Este mismo informe de 2013 mostraba que para entonces este factor sólo preocupaba al 50% de los encuestados.
De la misma manera, el 80% del crecimiento del sector del lujo en los próximos cinco años estará muy marcado por la presencia de consumidores de las generaciones más jóvenes, una población altamente sensible en el aspecto de la sostenibilidad ambiental.