El cloud computing consiste, básicamente, en ofrecer servicios de computación a través de la red usando el almacenamiento en la nube. Con este tipo de prestaciones, el usuario no tiene que instalar nada en su ordenador y tendrá acceso a diferentes servicios, desde lo más cotidiano a lo técnico.
Una de sus características principales es la generación de una función de crear copias para poder encontrarlas en un futuro, gracias a un archivo almacenado en el paradigma.
Es decir, el cloud computing evita que los ordenadores tengan que encargarse del trabajo pesado en el caso de la ejecución de aplicaciones.
Gracias al almacenamiento en la nube se agiliza el trabajo y la información es mucho más accesible, sin afectar al ordenador del usuario ya que es la gran red de computadoras que componen este sistema la que se encarga de ese trabajo pesado.
Lo único que necesita el usuario para la ejecución del software es un navegador web y acceso a internet.
Pero, ¿por qué es considerado el cloud computing una tecnología verde?
Beneficios
En primer lugar, porque contribuye al uso eficiente de la energía. En este caso, a la requerida para el funcionamiento de la infraestructura. En los centros de datos tradicionales, los servidores consumen mucha más energía que la que requieren.
En cambio, en el cloud, la energía consumida es solo la necesaria, reduciendo notablemente el desperdicio.
Y es que, tras el cloud computing hay muchas particularidades que el cliente final no ve y, en general, el público no percibe. Como es el impacto positivo que supone para el medio ambiente por la evolución que supone para la industria del hosting, por la reducción de emisiones de CO2.
El beneficio que obtienen los clientes con el cloud computing también mejora el medio ambiente, gracias a esa agrupación de recursos.
Anteriormente, el modelo de negocio estaba basado en servidores dedicados a servicios simples como el correo, una página web, almacenamiento online o el desarrollo de cualquier otra actividad.
Esta circunstancia obligaba a las empresas a adquirir recursos excesivos por la previsión de picos uso para realizar cada servicio, con el consecuente perjuicio para el medio ambiente, tal y como asegura Interdominios.
Con la llegada del cloud se solventó este problema, permitiendo a varios clientes compartir un mismo recurso de hardware físico, que aumentaba según la demanda las capacidades de la máquina. Esto genera una situación win/win para todos, cliente/hoster/planeta.
El cliente ve abaratado su servicio, el hoster tiene menor coste de mantenimiento y planeta respira mejor por la reducción de emisiones de CO2. Otro de los motivos por los que es buena la evolución hacia el cloud.
Vida más larga
Además, con este escenario, si la mayor parte de los datos de una empresa fluyen en la nube y estos mismos utilizan software, las máquinas de cada empleado (PCs) pueden tener una vida más larga, evitando por lo tanton una renovación.
Generalmente, la mayoría de las organizaciones necesitan actualizar el hardware de sus equipos por los nuevos requisitos que pide el software. En este caso, con el simple aumento de recursos en la nube sería suficiente y siendo más rentable que una renovación de equipos.
Las empresas que tienen datacenter nuevos, los adaptan a las necesidades de la organización y de la situación actual. Es decir, cumplen con estos objetivos de cuidar el medio ambiente, con sistemas de generación de electricidad por medios alternativos, como son sistemas solares, eólicos o “almacenando” electricidad.
Esto también ocurre si reutilizamos y reciclamos nuestros propios recursos. Como, por ejemplo, el calor que desprenden las granjas de servidores, que se reutiliza para calentar las oficinas.
En líneas generales, en el cloud computing los recursos se escalan de forma dinámica y se proporcionan como un servicio a través de internet. Los usuarios no necesitan conocimientos, experiencia, ni control de la infraestructura tecnológica.
Al utilizar computación en nube las empresas se vuelven más ecológicas porque disminuyen su consumo de energía al incrementar su capacidad sin necesidad de invertir en más infraestructura. Además se aumenta la tasa de utilización del hardware ya que se comparten los recursos.