Con motivo de la celebración el pasado 12 de agosto del Día Internacional de la Juventud: una efeméride que tiene como objetivo situar en un primer plano los desafíos a los que se enfrentan las generaciones más jóvenes y concienciar sobre el papel de éstos como agentes indispensables de cambio.
Se trata de unos de los colectivos más afectados por el impacto de la pandemia del coronavirus y la situación profesional de muchos jóvenes que percibían parte del sueldo en “negro” se ha visto agravada precisamente por este hecho, conduciéndolos a la precariedad laboral.
Así se desprende del Informe de InfoJobs sobre Salarios en B, que afirma que un 25% de los jóvenes menores de 24 años asegura haber recibido parte o todo su sueldo en “negro” durante los últimos tres años.
Además de la ilegalidad de esta práctica, la problemática más relevante para los profesionales que cobran parte de su sueldo en B es que se pueden perder todo o parte del derecho a paro, recibir menores prestaciones de la Seguridad Social, e, incluso, afectarles también a su jubilación.
Economía sumergida
Además, según recoge este estudio, existen dos condicionantes clave para el cobro en B: las empresas que no dan otra alternativa y los salarios bajos que obligan a los empleados a buscar alternativas en la economía sumergida.
Esta realidad está muy presente en nuestro país. Tanto es así que nos situamos a la cabeza de los países europeos occidentales en cuanto a economía sumergida (históricamente se ha estimado entre el 15% y el 25% del PIB1).
Y es que uno de cada cinco españoles estaría dispuesto a recibir su sueldo en “negro”, manteniéndose la tendencia respecto a los resultados obtenidos el año anterior. En este sentido, resulta interesante destacar que el impacto de la pandemia no ha generado un repunte en la economía sumergida, pese a que pudiera considerarse una consecuencia para sobrellevar las precarias situaciones de los trabajadores españoles.
Las conclusiones que se extraen de este estudio por razones de género, edad, nivel educativo y categoría profesional son diferenciales, pero destaca un denominador común: a más paro, mayor posibilidad de recibir ingresos ocultos. La predisposición a cobrar el salario en B es superior entre los desempleados, donde llega a un 35%.
En este sentido, Mónica Pérez, directora de Comunicación y Estudios de InfoJobs, afirma: “La apuesta a largo plazo por el empleo de calidad, la educación y formación, y el desarrollo de políticas públicas que beneficien a los colectivos más perjudicados por la pandemia (desempleados, jóvenes, autónomos, pymes, etc.) permitirá abandonar la precariedad laboral y consolidar la recuperación económica”.
Pérez concluye: “Esta radiografía refleja que el empleo -y la calidad de éste- puede ser un factor determinante para luchar contra la economía sumergida”.