El sistema empresarial español cuenta con un músculo formado eminentemente por pymes y autónomos. En concreto, más del 99% de las empresas españolas son pymes. Aunque son el porcentaje más alto del pastel no parecen tener el mismo poder de influencia, y más aún teniendo en cuenta que son responsables de la generación del 75% del empleo español.
No solo a la hora de tomar decisiones por parte de la administración pública, la patronal o incluso los sindicatos, sino en la manera de entender cómo está formado el ecosistema en España. Alfredo Pérez, CEO y fundador de Ayuda T Pymes, sostiene que la raíz de problema por el que el sistema de startups y emprendedores no termina de carburar, radica en “la necesidad de invertir en educación orientada al mundo empresarial”.
En cuatro años de vida Ayuda T Pymes se ha erigido como una asesoría de referencia -con más de 15.000 clientes entre pymes y autónomos- y están al día de todas los obstáculos a los que se enfrentan día a día miles y miles de españoles con sus pequeños y medianos negocios, mas aún en este último año dada la situación de la pandemia.
“Nos quedamos cortos en recursos que impregnen nuestra juventud de la cultura emprendedora necesaria. Tampoco les proporcionamos medios suficientes que les permitan ‘echar a andar’ con nuevas ideas, modelos de negocio que enriquezcan el tejido empresarial de nuestro país y su impacto en la sociedad. Hay mucho talento emprendedor que podría explotarse y queda trabado en la carencia de recursos y formación”, destaca Alfredo.
Una circunstancia que se ha encrudecido con la pandemia. Si antes de este periodo era complicada la decisión de lanzarse con un nuevo negocio y emprender, el horizonte actual no es alentador. La tremenda sacudida que han sufrido multitud de empresas, acompañada de un escenario gubernamental que impide que un gran porcentaje de ellas no pueda percibir ayudas directas para subsistir, torna todo de un halo de dificultad supremo.
Centrar ayudas en medidas que favorezcan la creación de empleo
Unas ayudas a las que solo pueden acceder las empresas que pueden demostrar más de un 30% en la caída de sus ingresos, no tengan deudas con Hacienda o la Seguridad Social, sus negocios hayan funcionado en 2019 o, contraigan un compromiso de permanencia en la que actividad que se desarrolle, hasta junio de 2022. Criterios que en nada facilitan la supervivencia de las empresas y que no se centran en el verdadero problema de crear políticas que regeneren riqueza y empleo.
“En este sentido, reducir los costes de la Seguridad Social sería una muy buena fórmula. Si se disminuyen estos costes a los negocios que logren generar o mantener empleo durante un tiempo determinado, se lograría que ‘el círculo económico’ volviese a girar obteniendo, todas las partes, un beneficio directo de ello: reactivación del consumo, facturación de las empresas, recaudación del Estado en impuestos…”, continúa con su análisis el CEO de Ayuda T Pymes.
El futuro pasa por la concentración, el outsourcing y el trabajo freelance
En este sentido, las circunstancias actuales permiten que, en el corto y medio plazo, los cambios del ecosistema vayan a ser múltiples, y ya los estamos divisando poco a poco. La pandemia ha sido un perfecto catalizador y acelerador para esta evolución.
Así, Alfredo Pérez afirma que “el contexto al que nos enfrentamos es totalmente extraordinario. Su gestión ha sido compleja al involucrar una variable fatal para el desarrollo del tejido empresarial: la incertidumbre económica. El mismo factor que enturbia la proyección de la situación en un futuro cercano. A pesar de todo esto, si tuviera que apostar por la evolución de ciertas tendencias a corto plazo irán en torno a la reestructuración en el modelo de gestión de pequeñas y medianas empresas de tamaño; cierre de microempresas y/o empresas auxiliares a grandes empresas; un mercado laboral muy orientado al outsourcing y la contratación de personal no laboral (perfiles freelance)”.
Todo ello, en una senda que seguirá la digitalización y el aumento del teletrabajo. No obstante, Alfredo divisa un horizonte de concentración empresarial: “la normalización de la adquisición de productos y servicios online provocará la concentración en empresas de mayor tamaño y con una mayor estructura empresarial en determinados sectores con mucha atomización en su cuota de mercado actual».