Antes de la pandemia, Emma alertaba a la sociedad sobre los efectos que un puesto de trabajo deficiente podría tener en la salud de los trabajadores. Un grupo de expertos en ergonomía y salud laboral, junto a un futurista conductual, diseñaron y fabricaron una muñeca a tamaño real con las dolencias que en 20 años padecerían los trabajadores como consecuencia de la falta de ergonomía en el trabajo.
Hoy, con los meses en los que el teletrabajo ha sido protagonista, estos expertos de Fellowes alertan de que los síntomas y posteriores secuelas puede haber acelerado el proceso.
Y es que, según un reciente estudio realizado en Europa incluida España, se ha demostrado que muchos trabajadores que han desarrollado labores de teletrabajo en sus casas con motivo de la pandemia lo han hecho en entornos muy deficientes y sin medidas que garantizasen su salud frente al ordenador.
Además de no haber hecho un diagnóstico del puesto de trabajo, tampoco se les ha facilitado una dotación de elementos ergonómicos que permitieran desarrollar las largas horas frente a la pantalla con una calidad óptima en lo que respecta a salud laboral.
Los síntomas de Emma
La muñeca que alertó e impactó al mundo por su aspecto, Emma, refleja los síntomas que los expertos en ergonomía de Fellowes han detectado en este estudio. Una amplia mayoría, entre el 25 y el 50%, han experimentado rigidez en el cuello (24%), dolor lumbar (49%) y dolor de espalda (48%), mientras que el dolor de cabeza (49%) o la fatiga ocular (53%) se sitúan a la par como las principales dolencias.
Consecuencia de las malas posturas y estas dolencias a lo largo de la espalda, desde las cervicales a la zona lumbar, Emma muestra una prominente joroba. El enrojecimiento de los ojos y su sequedad son la consecuencia de la fatiga ocular y el dolor de cabeza, que en algunos casos se vuelve casi crónico, tiene su origen en las largas horas que pasamos frente a la pantalla con brillo inadecuado.
Pero Fellowes, conscientes del problema que suscita el sedentarismo, quiso también dejar patente otros problemas que el teletrabajo sin duda también ha acelerado y que tienen que ver con la circulación sanguínea. Emma muestra una importante inflamación de las extremidades, tanto brazos como piernas, y un buen reguero de varices como consecuencia del número de horas que pasamos sentados sin alternar con el trabajo de pie.
Otros factores de tipo ambiental, como la ausencia de luz natural y el exceso de trabajo bajo luz artificial, provoca una palidez que Emma ilustra a la perfección junto con la aparición de eccemas derivados de factores psicológicos como el estrés. Algo que especialistas en psicología laboral indican que cada vez resulta más frecuente de ver.
Finalmente se estima que estos últimos meses de teletrabajo con posturas deficientes, ausencia de medidas ergonómicas y exceso de sedentarismo han podido acelerar la aparición de síntomas como los de Emma en al menos un par de años.