Ayer se dieron a conocer los datos de paro del pasado mes de enero, que traen una caída en el número de afiliados a la Seguridad Social. Las restricciones a la movilidad y a ciertos sectores de actividad ha provocado que la afiliación a la Seguridad Social siga cayendo: 335.000 afiliados menos que un año antes (-1,7%).
En cuanto al número de parados registrados, este asciende a los 3.964.353, lo que supone un aumento interanual de 710.500 desempleados (+21,8%), con lo que van diez meses seguidos con aumentos interanuales del paro superiores al 20%. En el primer mes del año, el paro volvió a crecer en 76.216 desempleados (+1,8%), su menor alza en este mes desde el año 2018, y hay que recordar que son 739.000 los trabajadores que siguen en ERTE (16.000 menos que un mes antes).
Javier Blasco, director del Adecco Group Institute, afirma que “aunque parece que las cifras negativas se suavizan, un mes de enero normalmente bueno en materia de empleo sufre el impacto de la tercera ola y los confinamientos. Pendientes del avance de las vacunaciones y maximizar la llegada de fondos de la Unión Europea, son más necesarias que nunca aquellas reformas y medidas de apoyo al tejido productivo que eviten que nos descolguemos de la recuperación del resto de países de la OCDE”.
“Para el próximo mes de febrero, se espera al fin un ligero incremento intermensual de la afiliación (18,89 millones; -1,8% interanual) y un leve descenso del paro, tras las subidas de diciembre y enero. Siendo aún incierto, por el inicio de los confinamientos, el devenir del primer trimestre de 2021, se hace necesario un amplio consenso para tomar medidas que ayuden a superar la difícil situación de empleo y economía, el drama social en definitiva al que asistimos. Todos los esfuerzos deben centrarse en mantener y recuperar la economía productiva”, recomienda Blasco.
“Ahora más que nunca es crítico hacer un plan de recuperación segmentado para los sectores más afectados por la crisis, con la prolongación de los ERTEs, las ayudas directas, y minimizando las cargas a las empresas y empleadores que gravan la creación y el mantenimiento del empleo (impuestos y cotizaciones a la Seguridad Social)”, indica Blasco.
“También son esenciales las políticas activas de empleo y la colaboración público-privada, ya que nuevamente son los colectivos más vulnerables (jóvenes, mujeres, personas con capacidades distintas) los que sufren con mayor severidad la crisis económica. Destacar, dentro de estas políticas, aquéllas orientadas a la formación profesional, a la recualificación y la reorientación a aquellas profesiones y sectores que están creando empleo, dando una importancia alta a las habilidades y a las competencias digitales”.
“Finalmente, para garantizar los ingresos públicos y la sostenibilidad de la economía, debe potenciarse una regulación que favorezca la flexibilidad en el empleo y la actividad productiva, como garantía de viabilidad y competitividad, evitando además con ello, que ante la crisis crezca la economía sumergida”, concluye Javier Blasco.