Un gran número de empresas han padecido con intensidad un impacto negativo en sus finanzas, debido a la crisis que ha causado la COVID-19. Aquellas que aún no han notado sus efectos se están adaptando y preparando para que ese previsible impacto cause los menores estragos posibles. Aquellos planes propuestos antes del confinamiento se mantendrán, aunque adaptados al ‘next normal’ para asegurar, entre otros puntos, la liquidez de las empresas.
Y, mientras tanto, todas las organizaciones tendrán que afrontar un minucioso proceso de planificación, sirviéndose de las herramientas necesarias, para garantizar esa liquidez, una reducción en sus costes y el reforzamiento de sus relaciones comerciales, junto a la identificación de oportunidades en la nueva normalidad para afianzar su posición en los mercados, en este momento inestables.
Los ejes de la planificación a medio plazo
La planificación que todo departamento de gestión financiera debe abordar, tendrá que ser muy detallada y no puede centrarse únicamente en la liquidez de las empresas. Tiene que contemplar varios pilares vertebradores y más de un factor, que se interrelacionan con la buena salud financiera y contable de toda la organización. Estos podrían ser:
· La recuperación de la liquidez
· La mejora de la eficiencia de los costes, en el día a día
· La reactivación de los ingresos
· La reorganización integral adaptado al nuevo entorno de trabajo
· La búsqueda y explotación de nuevos nichos de mercado
La gestión financiera debe centrarse en seguir esta «hoja de ruta» al mismo tiempo que alinea todas las acciones con una estrategia encaminada a recuperar la normalidad, sin abrir una vía de agua irrecuperable en el ejercicio correspondiente al 2020.
Recomendaciones más allá de la liquidez de las empresas
Talentia Software recomienda a los directivos financieros, con independencia de la casuística que requiera cada organización en particular, apoyarse en la tecnología para acogerse a una dinámica de análisis y comportamiento muy similar, aplicable en prácticamente todos los escenarios del ‘next normal’ de las empresas”.
El primer paso ineludible es realizar un diagnóstico de cuáles son los daños ocasionados por la COVID-19, dónde se ubican y cuál es su nivel de importancia. También se hace muy necesario adquirir una visión de conjunto, para comprobar qué posición en el mercado ocupa la organización y cuál es su músculo competitivo real.
Otro aspecto para revisar es, sin duda, el abanico de competencias tecnológicas. Sobre todo, en lo relacionado a la distribución y el uso de los recursos humanos y la capacidad de la corporación para adaptarse o reforzar políticas orientadas al teletrabajo. Cómo se distribuyen los activos del capital humano y la mejor manera de optimizarlos o reforzar esa área se traduce como imprescindible.
Además de todo ello, con los datos reales de la situación en la mano, es aconsejable elaborar un plan de continuidad. Este debe tener en cuenta los pilares fundamentales citados anteriormente – eficiencia, ingresos, liquidez, gestión de personas y nuevas oportunidades –. Habiendo identificado las oportunidades que el ‘next normal’ comporta para la organización, bien sea en el enfoque de la actividad o en la explotación de nuevos mercados, es totalmente ineludible redefinir por completo todas las estrategias de manera transversal.