El desarrollo del eHealth o telemedicina no solo es fundamental para ayudar a los pacientes con enfermedades comunes, sino que también lo está siendo en los últimos meses para hacer frente a la pandemia del COVID-19.
Por este motivo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), con el apoyo de UNICEF, han decidido cerrar un acuerdo de colaboración con empresas de telecomunicaciones para enviar directamente a los teléfonos móviles mensajes de texto con información vital de salud para ayudar a las personas a protegerse frente al coronavirus.
La tecnología va a ser clave para que todo el mundo obtenga información de cómo debe actuar ante la pandemia y este programa de la OMS empezará en la región Asia-Pacífico para extenderse posteriormente al resto del mundo. El objetivo es que los mensajes de salud vitales lleguen a todas las personas independientemente de su nivel de conectividad. Se estima que unos 3.600 millones de personas carecen de conexión a internet: la mayoría de ellas vive en países de ingresos bajos, donde en promedio solo están conectados a internet dos de cada diez habitantes.
La del COVID-19 es la primera pandemia de la historia de la humanidad en la que se están empleando a escala masiva la tecnología y las redes sociales para que las personas estén seguras, sean productivas y se mantengan conectadas a pesar de estar físicamente separadas.
Partiendo de su colaboración de larga data, la UIT y la OMS se comprometen a encontrar y ampliar soluciones de salud digital basadas en los mejores datos disponibles y a aprovechar tecnologías de vanguardia como la inteligencia artificial y los macrodatos para diagnosticar, contener y predecir los brotes con mayor eficacia y rapidez.
Y es que la tecnología va a estar a la vanguardia de la lucha contra la pandemia. En primer lugar, porque los médicos cada vez recurren más a la telemedicina para diagnosticar sobre cualquier tipo de enfermedad a los pacientes debido a las restricciones de movilidad y de contacto. Y en segundo lugar, porque los centros sanitarios necesitan estar interconectados y compartir información para lo que hace falta disponer de redes y servicios de telecomunicaciones resilientes.
La campaña que pretende lanzar la OMS va a ser muy ambiciosa y pretende afectar a todos los rincones del planeta. Por ello, junto a la UIT aspira a involucrar a todas las empresas de telecomunicaciones del planeta con el objetivo de salvar vidas. El proyecto ya en marcha de colaboración entre ambas instituciones, ´BeHealthy BeMobile´, puede servir de impulso para llegar al máximo número de personas posible.
Interrupción de servicios
La pandemia del COVID-19 ha provocado una interrupción generalizada de servicios médicos para tratar otras patologías, según refleja una encuesta realizada por la OMS, con datos recogidos durante tres semanas de mayo. Más de la mitad (53%) de los países han interrumpido parcial o totalmente los servicios de tratamiento de la hipertensión; el 49% los servicios de tratamiento de la diabetes y las complicaciones conexas; el 42% los servicios de tratamiento del cáncer, y el 31% los de emergencias cardiovasculares.
Los servicios de rehabilitación se han visto interrumpidos en casi dos tercios (63%) de los países, a pesar de que la rehabilitación es clave para una recuperación saludable de los pacientes gravemente enfermos de COVID-19.
El deterioro de la calidad de los servicios de prevención y tratamiento de las enfermedades no transmisibles (ENT) ha repercutido en la reasignación de personal, que ha afectado al 94% de los trabajadores.
Se aplazan pruebas de detección
El aplazamiento de los programas públicos de detección (por ejemplo, de los cánceres de mama y del cuello uterino) también ha sido generalizado, según indicaron más del 50% de los países. Esto estaba en consonancia con las recomendaciones iniciales de la OMS de reducir al mínimo la atención no urgente en centros sanitarios mientras se luchaba contra la pandemia.
Con todo, las razones más comunes para interrumpir o reducir los servicios fueron la cancelación de los tratamientos planificados, la disminución del transporte público disponible y la falta de personal debido a que los trabajadores sanitarios habían sido reasignados para apoyar los servicios de respuesta a la COVID-19. En uno de cada cinco países (20%) que notificaron interrupciones de los servicios, una de las principales razones de dichas interrupciones fue la escasez de medicamentos, pruebas diagnósticas y otras tecnologías.
Estrategias alternativas con la telemedicina
Las conclusiones alentadoras del estudio fueron que en la mayoría de los países se han establecido estrategias alternativas destinadas a posibilitar que las personas más vulnerables sigan recibiendo tratamiento contra las ENT. Entre los países de todo el mundo que notificaron interrupciones de los servicios, el 58% están utilizando actualmente la telemedicina (asesoramiento por teléfono o por medios electrónicos) para sustituir las consultas presenciales; en los países de ingresos bajos este porcentaje es del 42%. También se ha recurrido ampliamente al triaje para determinar las prioridades en dos tercios de los países que han informado al respecto.
También es alentador que más del 70% de los países indicaran que habían reunido datos sobre el número de pacientes de COVID-19 que también tenían una ENT.