Muchas empresas siguen apostando por el trabajo en local, una modalidad clásica que, sin embargo, coexiste con las soluciones en la nube. No es casualidad, la computación en la nube se ha convertido en una de las opciones más populares en el sector profesional, y su adopción no deja de crecer.
El auge de la computación en la nube tiene su razón de ser en las ventajas que ofrece frente a la computación local: es fácil de utilizar, ofrece un alto grado de seguridad, es altamente escalable y resulta muy económica (la inversión necesaria es menor que en local, tanto a nivel de acceso como de futuras ampliaciones). Su valor está claro, pero no debemos olvidar que, a pesar de todo, el peso de los equipos de trabajo en local también ha crecido.
Las ventas totales de PC de sobremesa, portátiles y estaciones de trabajo alcanzaron los 72,9 millones de unidades el segundo trimestre del año, un dato que representa un crecimiento de más de un 9% frente al año anterior, según un estudio elaborado por Canalys.
A la hora de elegir entre computación en local y computación en la nube debemos tener en cuenta una serie de claves importantes que la firma Entelgy Digital ha sabido agrupar alrededor de cuatro grandes puntos:
- Seguridad: Una de las grandes preocupaciones en el seno de las empresas es: ¿está segura la información teniéndola toda en la nube o sería mejor apostar por infraestructuras locales? Si bien es cierto que cualquier gran empresa tiene buenos sistemas de seguridad, la situación de las pymes no es la misma. De hecho, no muchas pueden permitirse dichos sistemas. Además, actualmente el nivel de seguridad proporcionado por los proveedores de servicios en la nube es mucho mayor y más económico que otro tipo de sistemas por lo que podemos concluir que la nube sale vencedor en este apartado.
- Conectividad y reducción de latencia: El apostar por las estaciones de trabajo físicas, sin duda, reduce la latencia al poder acceder a todos los archivos de forma casi inmediata. Además, la empresa se evita depender de un tercero, como puede ser un proveedor de internet y así en caso de que se caiga el sistema no afecte al trabajo. Pero al no depender de un tercero es necesario tener un departamento informático que asegure esa disponibilidad y las caídas del sistema pueden ser locales. Por lo que ninguna de los sistemas es el ganador en este apartado.
- La privacidad y el cuidado de los datos personales: Con la llegada de la RGPD en mayo de 2018 las empresas tuvieron que adaptar sus sistemas para adecuarse a esta legislación. Aquellas compañías que trabajan con la nube no fueron una excepción y de hecho, actualmente, ofrecen una información mucho más clara y auditable que algunos proveedores de sistemas locales. De este modo, la nube se convierte en la mejor opción.
- Rendimiento: En este punto es algo que depende completamente de las necesidades de cada compañía. La nube ofrece una capacidad de procesamiento prácticamente infinita y escalable en función de las necesidades, puesto que el proveedor pone a disposición de sus clientes poderosos sistemas accesibles a través de Internet. En este sentido, la capacidad de adaptar la contratación de servicios de computación en la nube a las necesidades, permite a las empresas controlar mejor los costes que en caso de tener que hacer grandes inversiones en estaciones de trabajo. Además con el auge del teletrabajo la migración a la nube será una tendencia cada vez más habitual, puesto que la menor importancia de las oficinas físicas limitan el uso de estaciones de trabajo y pone en valor las posibilidades y ubicuidad de la potencia en la nube.