No hay duda de que durante las últimas semanas se ha producido una importante «avalancha» de mini PCs, un tipo de ordenadores que destacan por estar integrados en un chasis diminuto y por ofrecer, a pesar de las evidentes limitaciones de espacio, una configuración de hardware más que suficiente para mover Windows 10 con garantías.
Sin embargo, con esa creciente oleada de mini PCs cada vez más usuarios se preguntan qué valor ofrecen realmente este tipo de equipos, es decir, no tienen claro qué pueden esperar de ellos en términos de rendimiento. En este artículo, os vamos a sacar de dudas.
Antes de nada debemos tener claro que con estos mini PCs podemos crear un puesto de trabajo sin que el espacio sea un problema y reducir, al mínimo, el cableado necesario. Estos equipos caben en la palma de la mano, lo que significa que se integran sin problema prácticamente en cualquier rincón, y cuentan con un amplio abanico de conexiones inalámbricas, incluyendo Wi-Fi 5 y Bluetooth, lo que significa que podremos conectarlo a Internet sin cables y utilizar teclados y ratones inalámbricos.
Los fabricantes de este tipo de equipos incorporan un sistema de refrigeración capaz de mantener las temperaturas de trabajo bajo control con un ruido mínimo, lo que quiere decir que son una buena opción para aquellos entornos en los que el silencio sea algo fundamental.
Por lo que respecta al hardware, las configuraciones que incorporan los fabricantes son muy variadas, ya que podemos encontrar configuraciones bastante buenas, como la del XCY X51, y otras un poco más ajustadas como la del Chuwi LarkBox.
Todos tienen siempre algo en común, y es que normalmente utilizan procesadores de bajo consumo y bajo rendimiento, como los Intel Celeron serie 4000. Estos chips ofrecen una buena experiencia en tareas de navegación web, ofimática básica y similares, es decir, en tareas cotidianas poco exigentes, lo que significa que pueden dar forma a un puesto de trabajo de oficina «genérico», pero no encajan en entornos en los que se necesite de un alto nivel de rendimiento.
Es imprescindible buscar modelos que cuenten, al menos, con 4 GB de RAM, y que dispongan como mínimo de 64 GB de capacidad de almacenamiento ampliable. Son muy económicos, fáciles de instalar, de mantener y de configurar, y por ello representan un valor interesante, siempre que seamos conscientes de sus limitaciones.