¿Cuándo es realmente necesario renovar un portátil? Es una pregunta más complicada de lo que parece ya que, en muchas ocasiones, podríamos llevar a cabo una actualización de componentes y una puesta a punto para dar una segunda vida a un equipo y ahorrarnos el dinero que representa comprar un portátil nuevo.
Dar una segunda vida a un portátil es, en muchos casos, la mejor opción, ¿pero dónde está el límite? ¿Cuándo deja de ser rentable actualizar un portátil y cuándo debemos comprar un equipo nuevo? En este artículo vamos a sentar tres puntos básicos pero muy útiles que nos ayudarán a determinar cuándo ha llegado el momento de considerar la compra de un portátil nuevo.
- Rendimiento insuficiente: es importante tener en cuenta que nos referimos a aquellos casos en los que el equipo ha empezado a mostrar una pérdida de rendimiento importante que afecta a nuestro día a día, y que no vamos a poder resolver ni con una actualización ni con una puesta a punto. Esto ocurre, sobre todo, cuando el procesador de nuestro portátil queda obsoleto y ya no es capaz de ofrecer un buen rendimiento con aplicaciones de nueva generación, o cuando empezamos a utilizar herramientas nuevas que son más exigentes que las anteriores. La mayoría de los portátiles vienen con el procesador soldado a la placa base, así que no queda otra opción que cambiar de equipo.
- Incompatibilidad con herramientas y aplicaciones: suele ser otro síntoma importante de que necesitamos cambiar de equipo. Cuando nos encontramos con que muchas de las aplicaciones nuevas que necesitamos utilizar no funcionan con nuestro portátil y no podemos remediarlo con una ampliación de RAM o con la instalación de un nuevo sistema operativo debemos tener claro que ha llegado el momento de actualizar.
- Ya no cubre nuestras necesidades de movilidad y seguridad: el sector tecnológico ha cambiado mucho en muy poco tiempo, y puede que tus hábitos de trabajo también lo hayan hecho. Quizá ahora necesitas un equipo más ligero y con una mayor autonomía, y eso no puedes resolverlo con una actualización de software ni con una renovación de componentes. La seguridad es otra pieza clave, la mayoría de los portátiles profesionales de nueva generación vienen con un lector de huellas dactilares, cámara infrarroja para reconocimiento facial y cuentan con funciones de seguridad avanzadas que representan un valor importante. Comprar un nuevo portátil sería, en estos casos, una buena opción.
La conclusión que podemos sacar de todo esto es muy sencilla, debemos cambiar de portátil cuando el nuestro no pueda seguir cumpliendo con todas nuestras necesidades de forma óptima, y una actualización de componentes no sea suficiente para mejorar la situación.