En 1996, Jeff Bezos creó una plataforma de e-commerce donde enlazaba libros de otras páginas web para venderlos. Por entonces quizá ni el propio fundador de Amazon se dio cuenta de que acababa de crear lo que hoy se llama marketing de afiliación, un modelo de negocio no demasiado conocido pero que mueve millones de euros al año.
La afiliación es un acuerdo entre una empresa (anunciante) y un generador de contenido (afiliado) para que estos recomienden los productos de la empresa en sus webs, blogs o cualquier otro altavoz digital. Si se vende el producto, el “afiliado” se lleva una comisión por la venta. En pocas palabras, un afiliado es como un comercial clásico que recomienda los productos de la empresa para la que trabaja, pero llevado al terreno digital.
Imagine que un usuario quiere comprar una maquinilla de afeitar por internet. Lo habitual es que utilice el buscador Google o vaya directamente a Amazon esperando encontrar uno o varios resultados que le satisfagan. ¿La realidad? No suele haber dos o tres productos para elegir sino decenas, a veces centenas de diferentes marcas, precios y características. Esto produce lo que se conoce como “Parálisis por análisis”: al usuario le resulta muy complicado elegir entre tanta oferta, se bloquea y no es capaz de tomar una decisión racional de compra. ¿Solución? los afiliados filtran entre tanta oferta y ofrecen al usuario tres de los productos más destacados.
“El cerebro ama el número tres. Todavía nadie lo explica, pero poner, por ejemplo, 3 productos juntos, da muy buenos resultados», indica Jürgen Klaric, divulgador de Neurociencias aplicadas a Ventas, Marketing y Educación.
La afiliación es un fenómeno que ha crecido exponencialmente pero de forma desestructurada. A diario, miles de usuarios novatos (con o sin formación específica) abren su programa de afiliados en Amazon o en cualquiera de las miles de plataformas de afiliación, se inscriben como afiliados, crean su propio canal (blogs, webs, canales de Youtube, Instagram, todo es válido) y siguen las escasas guías básicas que
encuentran en Google.
En la mayoría de casos los afiliados crean proyectos con inversiones tímidas en tiempo y dinero y no ganan más de unos pocos euros al mes, sin embargo, cada vez existen más medios y empresarios que ven en la afiliación una posible fuente de ingresos y emplean grandes recursos humanos y
económicos para ello. Es el ejemplo de algunos de los periódicos más importantes de España o de páginas web como Recomendaciones y tendencias.
Antonio Herrero, fundador de la plataforma, explica: “Tener un negocio en internet no difiere en absoluto de tenerlo físicamente, en mi opinión solo tienes que poner atención en hacer las cosas bien y pensando en el largo plazo”.