La cuenta de resultados, también conocida como es un documento que sirve a la empresa para obtener información durante el ejercicio del resultado de la gestión incluyendo las operaciones ordinarias, que vienen a ser ingresos y gastos. El seguimiento continuado de estas operaciones termina produciendo un resultado. Es decir, es un documento económico que permite ver los negocios de una empresa durante el periodo denominado ejercicio contable.
La cuenta de resultados permite calcular y explicar los beneficios o pérdidas de una empresa. Se puede expresar de diferentes maneras, que van a depender de cómo se agrupen los diversos conceptos de ingresos y costes, y según cuales sean los criterios que se sigan a la hora de contabilizar esos ingresos y costes.
Los dos tipos de cuenta de resultados más habituales son la cuenta de resultados o cuenta de pérdidas y ganancias que se prepara con un objetivo fiscal, y la cuenta de resultados que se calcula con el objetivo de ayudar a la gestión de la empresa, tratando de entender cuáles son las fuentes de ingreso y de coste y dónde se localizan los beneficios o las pérdidas de la empresa. La primera, que suele conocerse como ‘cuenta de pérdidas y ganancias’ responde a los criterios legales que determina la hacienda de cada país, con el objetivo de determinar la cuantía del impuesto sobre los beneficios empresariales.
La denominada cuenta de resultados marginal siempre trata de encontrar el margen bruto que es capaz de encontrar la empresa en un momento determinado. Este es cuando deduce de sus ingresos sus costos directos y busca saber cuál es el costo de estructura que tiene la compañía.
El esquema de dicha cuenta es bastante básico y eficiente: ingresos-costos directos-margen bruto-costos de estructura-resultado de explotación. Tras restar al resultado de explotación los intereses obtenemos el resultado ordinario de la empresa.
Resultados posibles
En toda cuenta de resultados existen dos saldos posibles, que sea positivo o que sea negativo. Con un resultado positivo los propietarios de la empresa obtienen beneficios y contribuyen a generar riqueza. Estas cantidades pueden invertirse en un reparto de dividendos, que supondría remunerar a los socios de forma inmediata, o bien de forma mediata, ya que se retendría el resultado en las reservas para resultados futuros. Un resultado negativo minora la riqueza de los propietarios de la empresa y baja el patrimonio neto,
Según asegura la web elblogsalmon, el otro objetivo de la cuenta de resultados es conocer las causas que provocan el beneficio o la pérdida en el año. Con esta finalidad, en la cuenta de resultados se separan los diferentes ingresos y gastos y se distingue entre resultado de explotación y resultado financiero. El primero esta formado por los ingresos de explotación y los gastos de explotación, que forman parte de la propia actividad de la empresa. Por ejemplo, el gasto del personal entraría dentro de este resultado.
En el segundo, se originan los ingresos financieros y los gastos financieros de las inversiones financieras realizadas por la empresa, tanto por parte de los ingresos como de los gastos. Un ejemplo sería el préstamo que una empresa recibe.
Elementos de la cuenta de resultados
Dentro de una cuenta de resultados existen diferentes elementos que hay que considerar. Los resultados de explotación son los que se generan por las activdades convencionales del negocio, ingresos menos gastos incluyendo amortizaciones.
El resultado operativo, también conocido como EBITDA, es el resultado de la explotación antes de las amortizaciones. Es decir, los beneficios previos a amortizaciones, intereses, impuestos y provisiones.
El resultado financiero es el resultado de ingresos y gastos financieros. Contando como gastos los intereses que tiene que pagar la empresa por créditos, préstamos o descuento. Los ingresos vienen a ser los intereses a favor de la empresa.
El resultado extraordinario, por su parte, consta del conjunto de gastos e ingresos que no tienen relación alguna de manera directa con la actividad habitual de la empresa. Por último, el resultado neto es el que se termina obteniendo tras deducir el impuesto sobre los beneficios si el resultado antes de los impuestos ha sido positivo.
Claves para analizar la cuenta de resultados
Según explica la web anfix.com, hay una serie de claves que nos van a permitir entender perfectamente las cuentas de resultados.
En primer lugar, hay que tener en cuenta que este sistema nos dice si ganamos o perdemos dinero. Pero desde el punto de vista económico, es decir como diferencia entre los ingresos y gastos. Lo cual no quiere decir que desde el punto de vista financiero, tengas suficiente liquidez o tesorería, porque a veces los ingresos o los gastos tienen plazos de cobro y pago posteriores a la elaboración de la cuenta de resultados.
La clave no es sólo saber si ganamos o perdemos dinero, sino por qué. No obstante, la cuenta de resultados que fija el plan contable, no da pie a realizar un análisis exhaustivo de las causas.
Los ingresos deben de presentarse desagregados y no como un total. La finalidad es obtener información útil para la gestión.
Para tener información para la gestión tenemos que diseñar nuestra propia cuenta de resultados. Esta cuenta debe adaptarse al sector y al tipo de compañía para el que trabajemos.
Hay que desagregar los gastos entre fijos y variables con el objetivo de poder saber nuestra estructura de coste.
Por otra parte, es necesario analizar el margen de beneficio del negocio. Una vez obtenido este dato, hay que comparar el margen de beneficio con el de explotación. Restando al margen anteriormente calculado los costes fijos podremos saber el resultado de la actividad del negocio, y sacar conclusiones sobre su gestión o productividad. Es decir, podremos saber si nuestros gastos generales son excesivos o no.
Por último, debemos comparar el resultado de la explotación con el resultado neto: el resultado propio del negocio con el resultado tras impuestos y gastos financieros.
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