El entorno VUCA (volátil, incierto, complejo y ambiguo) en el que se mueven actualmente las empresas, requiere que su adaptabilidad al cambio se convierta en una necesidad vital para su supervivencia. Los mayores desafíos a los que se enfrentan las empresas hoy en día ya no pasan, únicamente, por el salario a pagar a sus empleados, sino por la gestión inteligente de sus Recursos Humanos.
Una buena selección del mejor candidato a un puesto directivo, ya no puede regirse únicamente por sus competencias técnicas para el puesto a desarrollar, sino también, por cómo ese candidato pueda ser capaz de tener una visión 360 grados a la hora de liderar los retos a los que deberá enfrentarse: la transformación digital, la integración de sus equipos en la toma de decisiones, la cooperación transversal con el resto de áreas del negocio y la constante revisión de las reglas del juego en un mercado extremadamente volátil.
Las empresas y reclutadores, han de empezar a ser verdaderos visionarios, capaces de conseguir resultados más sostenibles en aras del beneficio del conjunto de la organización. Han de ser capaces de dar respuesta a ese nuevo perfil directivo, más comprometido, creativo e innovador, ofreciéndole una mayor flexibilización en la realización de su trabajo, la gestión de sus equipos y la consecución de sus objetivos, con el fin de ser más competitivas.
Las empresas consiguen ser más competitivas cuando incorporan la pluralidad de género en sus altas estructuras y esto solo se consigue atrayendo y reteniendo el talento con independencia de su género. O empezamos a entender que cuando hay pocas mujeres en plantilla y en puestos de decisión se está perdiendo talento o nos veremos anclados en viejos modelos estructurales que nos harán perder competitividad.
El Estudio Catalyst, realizado ya en el 2008 sobre las 500 mayores empresas del mundo, mostraba que “las empresas con mayor número de mujeres en sus puestos de dirección obtienen mejores resultados económicos”. Así que se podemos afirmar, sin riesgo a equivocarnos que las empresas deben integrar a las mujeres no por una ética o imperativo legal o sino por una cuestión de inteligencia.
Un estudio del Instituto Paterson, señaló que el número de empresas que tienen al menos a una mujer en sus consejos de administración ni siquiera alcanza el 15% en España, como tampoco lo hace el porcentaje de empresas que cuentan con mujeres en puestos directivos.
Esto demuestra un claro agravio comparativo para las mujeres y una clara pérdida de oportunidad para las empresas que están yendo en contra de sus propios intereses.
¿ Por qué ?
Porque que una mujer se encuentre al frente de una empresa o desempeñe su labor en un puesto directivo, impacta positivamente en el desarrollo organizacional, con un estilo de liderazgo horizontal, empático, participativo, innovador y creativo. No se trata de confrontar géneros, sino de dar un enfoque de complementariedad en el que ambas esferas se integren y se retroalimenten. ¿Qué se consigue cuando las empresas apuestan por el liderazgo femenino ?
Mayor empatía
La capacidad de liderazgo no depende del sexo de los directivos y sí de su preparación, experiencia y cualificación, pero si hay algo que la mujer directiva aporta en su liderazgo es una mayor empatía con el personal que está a su cargo.
Aumentar los beneficios
Un informe publicado en Fortune reveló que las empresas con tres o más mujeres directivas entre sus filas, consiguen hasta un 50% más de beneficios que el resto de empresas. No obstante, la representación de la mujer en el mundo corporativo aún es baja, y las dificultades que enfrentan quienes han logrado integrarse a este camino son todavía enormes.
Pluralidad
Las empresas más ancladas en los viejos modelos de liderazgo vertical, mucho más masculinizadas, son menos creativas e innovadoras y, por tanto pierden ventajas competitivas.
Imagen de marca
Una empresa con una integración real de la mujer en puestos directivos y mandos intermedios en sus plantillas, proyecta una imagen positiva y comprometida en el camino hacia la igualdad y la corresponsabilidad.
Más y mejores resultados
Algunos estudios científicos han probado que el cerebro de las mujeres necesita menos tiempo y esfuerzo para cambiar de tarea y por tanto, les cuesta menos focalizarse en lo importante y ser más productivas.
No obstante, se debe ser muy cuidadosos a la hora de gestionar la capacidad multitarea de la mujer, ya que nuestro modelo cultural actual, heredado desde que en los años 60 pasamos del capitalismo productivo al capitalismo de consumo, han abocado a la mujer a desempeñar una multitud de papeles y a sufrir lo que yo llamo, el «Síndrome de la Superwoman».
Dicho síndrome deja a la mujer atrapada en medio de la falta de tiempo, la fatiga y la soledad. Por lo que en su mente se instala una sensación constante de desequilibrio vital, entre la vida personal y la profesional, algo que a la larga le produce un enorme estrés y agotamiento.
Firmado: Marian Alonso, mentora, formadora y speaker en liderazgo femenino y marca personal para directivas y empresarias